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Imperio del tahuantinsuyo

Imperio del tahuantinsuyo

Los incas fue uno de los pueblos más civilizados de América. Los pueblos adheridos al Imperio del tahuantinsuyo eran principalmente tribus quechuas y aimaras. La denominación inca deriva de la familia reinante perteneciente a la tribu de los quechuas, la principal del imperio. Habitaron la región que hoy ocupa Ecuador, Perú, el norte de Chile, oeste de Bolivia y noroeste de Argentina. Más de diez millones de personas se habían unido en esta unidad política y cultural de elevado nivel.

Físicamente, los incas eran de pequeña estatura, piel oscura, que va desde marrón claro a oscuro y cabellos oscuros y lisos. En cuanto a la organización social y política de acuerdo con el testimonio de los colonos españoles, ellos eran perfectos, poseedores de espíritu comunitario.

Ellos adoraban al sol reencarnado en cada Inca o emperador, que era el hijo del Gran Sol, por lo que el emperador era considerado un dios entre la gente. Los muertos fueron enterrados no sólo en las iglesias, sino también en tumbas y torres funerarias (chullpas).

Los templos de los incas no eran más que las grandes casas construidas sobre la superficie de la tierra. Uno de los aspectos que se destacan en la cultura Inca es la solución dada al problema de las comunicaciones, que presentan serias dificultades en la región andina. Establecieron una compleja red de caminos y un cuerpo permanente de mensajeros (chasquis) responsable de transmitir las noticias y portar objetos y encomiendas.

La agricultura de los incas había alcanzado un notable desarrollo, demostrado por las obras de irrigación construidas. Los incas empleaban los metales (cobre, bronce, oro, plata) para diversos fines. Fueron esas materias las que despertaron la codicia de los conquistadores.

En 1553, el país fue conquistado por Pizarro y sometido a la corona española. El imperio de los incas fue destruido por completo, y hoy son sólo ruinas que reflejan un efímero recuerdo sobre sus magníficos templos, monumentos y palacios.

Durante mucho tiempo la historiografía se acercó al Estado inca como un «paraíso perdido» donde no existía el hambre, la explotación y la violencia. Estos hechos estimularon la imaginación de los novelistas, académicos e investigadores que buscaron descubrir las influencias de extraterrestres o la construcción del primer Estado comunista en suelo americano.

Características de la civilización inca

El Estado tenía un sistema fiscal donde los impuestos eran recaudados para mantener a personas de edad avanzada y enfermos, y para proporcionar alimentos en tiempos de malas cosechas regido por un soberano –que en la ideología inca decía ser hijo del Gran Sol –con protección divina y un orden social respetado.

Resulta extraordinario que una civilización se hubieran extendido a 4.000 kilómetros a lo largo de los Andes sin disponer de la rueda ni una buena red de vías fluviales para el transporte de los excedentes agrícolas, que fue lo que causó la aparición de las civilizaciones en otras partes, pues los Incas con sus técnicas de ingeniería hicieron obras que serían una tarea ardua incluso para la ingeniería moderna.

Los incas eran hábiles constructores. Sin la ayuda del mortero, edificaron paredes tan perfectamente ajustadas que era imposible introducir una hoja de cuchillo entre las piedras. Millares de kilómetros de carreteras conectaban las cuatro provincias –o confines como los llamaban –a Cuzco, la capital del imperio. Cuzco era superior a cualquier otra ciudad europea que existiera en la época. Aunque el pavimento de piedras lisas pudiese ser concebido para vehículos, se trataba de una sociedad desplazada a pie, sin caballos ni ruedas. Estas calles transpuestas por ríos por medio de puentes colgantes, eran tan sólidas que muchas de ellas todavía fueron usadas en el siglo XX.

Se trataba de una sociedad que tributaba a las personas y no a la producción con un sofisticado esquema de control. El Estado inca registraba el número de hombres, mujeres y niños, conocía el número de personas que dispondría para formar un ejército sin perjudicar a la producción, sabía la mano de obra que sería necesaria para construir un puente y el lugar donde sería necesario. El Estado conocía las necesidades en alimentos, ropa y armas para proteger los mitimaes (grupos de familias).

El secreto de esos registros sin los ordenadores ni una sofisticada tecnología es el quipu, un sistema nemotécnico elaborado con cuerdas, donde se realizaban diferentes tipos de nudos, como señales. Los quipucamayoc fueron los responsables del sistema de contabilidad y si cometían algún error en la confección o en la lectura pagaban con su muerte.

Historia de los Incas

20.000 –100 a.C.

Hace alrededor de 20.000 años, tribus de cazadores que habían cruzado el estrecho de Bering se dirigieron hacia el sur y, finalmente, llegaron a la tierra que hoy llamamos América del Sur Hacia el año 5000 a.C., los habitantes de las regiones montañosas se iniciaron en el cultivo de alimentos y comenzaron a vivir en asentamientos permanentes.

Alrededor del año 2000 a.C., los pescadores que habitaron la costa también comenzaron a construir viviendas permanentes. Más o menos en el año 1200 a.C., los habitantes de la zona costera cultivaron maíz, tejían prendas de buena calidad y elaboraban piezas de cerámica.

Al mismo tiempo se produjo en la zona montañosa el surgimiento de la primera civilización importante denominada Chavín. Alrededor del año 100 a.C., la costa nordeste había un reino cuya capital era Moche, y en el sur existía otro reino con capital en Nazca.

100 a.C. –1.100 d.C.

La primera civilización que floreció en la región de la montaña tenía su capital en Tiahuanaco. Hacia el año 800 d.C. los habitantes de Tiahuanaco habían conquistado la costa sur. En el año 1000 d.C., el Perú era un conjunto de poderosas tribus guerreras sin jefes poderosos. Era la época del imperio de los Chimús.

1100 d.C. – 1430 d.C

El Inca Manco Cápac se había asentado en el Cuzco. Sin embargo, las tribus del norte habían formado el reino Chimú en la costa norte. Se construyeron las grandes ciudades, de acuerdo con un plano rectangular, equipado con paredes de piedra de gran tamaño.

En Cuzco, los incas se hicieron más poderosos. El hijo de Manco Cápac, Sinchi Roca, como su padre, gobernó la mitad de Cuzco y no hizo nada para hacer de la familia más fuerte. Alentó a la extracción de minerales y la industria textil y fue un gran mecenas de la agricultura. Pero su hijo Capac Yuapanki, nacido cuando Sinchi Roca ya era viejo, amplió el territorio Inca a toda Cuzco.

El Inca Roca fue el primero en ser llamado el Sapa Inca (Inca Supremo). Gran parte de su reinado se pasó en constantes disputas con las tribus Chancas. Le sucedió Yáhuar Huácac que se vio amenazada por una alianza de las tribus de las montañas. Su hijo, Hatun Tópac, también sufrió ataques, pero logró repeler a los invasores. Sin embargo finalmente huyó del Cuzco cuando las tribus Chancas pusieron en peligro su reino.

1438 d.C. – 1493 d.C.

El hijo de Hatun Tópac, Yuapanki Inca, le sucedió como rey. Ganó a las tribus Chancas, mató a su rey, y para fortalecer su posición en la zona montañosa, de paz propuso la paz a otras tribus y ofreció mujeres de los Incas a sus líderes. Reconstruyó el Cuzco, convirtiéndose en capital, y organizó un sistema de funcionarios gubernamentales con los incas, que encabezó cada tribu como un grupo de ciudadanos equiparados dentro del imperio.

Cuando su hijo, Túpac Yupanqui llegó a la edad de 15 años lo enviaron a los Territorios del Norte para aumentar sus tierras. A continuación, anexó el imperio Chimú después de algunas batallas psicológicas, y se convirtió en una parte más del enorme Imperio Inca. Cuando Túpac Yupanqui se retiró, su heredero tomó el trono. Topa Inca conquistó las tribus que habitaban las selvas tropicales, derrotó a las tribus rebeldes en todo el Lago Titicaca y llevó a su imperio hacia el sur hasta Chile. Murió en 1493 en Cuzco.

1493 d.C. – 1572 d.C.

Huayna Cápac tomó el trono a una edad temprana. No hubo ningún problema en cuanto a su sucesor. Se había casado con una princesa de Quito y tuvo un hijo, Atahualpa. Para convertirse en Sapa Inca se casó con su hermana y tuvo un nuevo hijo, Huáscar y el duodécimo Inca del Tahuantinsuyo.

Al sur, una tribu invasora atacaba a la frontera de Perú y Chile. Entre ellos se encontraban algunos españoles que difundieron una epidemia de viruela. La epidemia ha devastó la región y, finalmente, mató a Huayna Cápac en 1525.

El Inca Huáscar ascendió al trono, pero declaró que Quito debía ser heredado por Atahualpa. En 1532, comenzó una guerra civil entre los dos medios hermanos. Atahualpa finalmente encarceló a todo el país y dejó como prisionero a Huáscar.

En el mismo año Francisco Pizarro llegó a Perú con su pequeño ejército español. Durante los primeros meses fueron conquistando poco a poco la zona costera, acabando por derrotar a todo el ejército Inca y, por medio de una trampa, lograron capturar a Atahualpa. Dos años después, los españoles habían conquistado todo el imperio incaico.

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