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Homeostasis

Homeostasis

La homeostasis es la condición de la estabilidad relativa que el cuerpo necesita para realizar sus funciones adecuadamente para el equilibrio del cuerpo. Homeostasis es un término de origen griego cuyo significado ya define propiamente su acepción moderna: homeo- (semejanza), -stasis (poner en acción, estabilidad).

A pesar de los cambios que pueden ocurrir en el cuerpo, interna o externamente, la homeostasis es la constancia del medio interno (fluido intersticial). Manteniendo la temperatura adecuada (37°C) se garantiza que los intercambios necesarios para el cuerpo ocurran; y, así, las células del cuerpo se desarrollan.

Un cuerpo en homeostasis tiene una gran capacidad de regeneración. De esta forma, un organismo en equilibrio garantiza una buena salud. Dos factores, entre varios otros, que interfieren en ese equilibrio son el comportamiento y el ambiente. La genética también, sin embargo, puede ser influenciada por los factores mencionados.

Llevar una forma de vida que contribuye a la salud, evitando el uso de sustancias nocivas para el cuerpo (por ejemplo: alcohol, tabaco, drogas), el arraigo de buenos hábitos de alimentación, la actividad física e incluso la forma de ver la vida, puede contribuir en gran medida a salud y bienestar óptimo.

Funciones de la homeostasis

Los responsables de control de la homeostasis son el sistema nervioso y las glándulas endocrinas. Por ejemplo, la insulina (que es una hormona) actúa en la reducción de los niveles de glucosa en sangre cuando es demasiado alta. Otro ejemplo: en el caso de un aumento de la temperatura corporal, las glándulas sudoríparas son llevadas a liberar más sudor, pues reciben la orden de los impulsos nerviosos y, de esta forma, el cuerpo es enfriado.

Ejemplos de la homeostasis

La homeostasis se produce en todo el cuerpo. He aquí algunos ejemplos que explican el fenómeno.

En el sistema circulatorio: podemos observar la homeostasis desde su inicio, todavía en los procesos de contracción y relajamiento alternados del corazón, donde la sangre es enviada a todo el cuerpo, llegando hasta los capilares, donde, por fin, ocurren los intercambios. En esa etapa, los nutrientes y el oxígeno son transferidos al líquido intersticial y, por medio de este, son transferidos los residuos celulares para la sangre. Entonces, las células, absorben esos nutrientes y oxígeno y depositan sus residuos en ese líquido.

En el mantenimiento del nivel de glucosa en sangre: es por este equilibrio que el cerebro y todo el cuerpo son mantenidos. Así, cuando la glucosa está por debajo del nivel, se pueden provocar daños como la inconsciencia e incluso hasta la muerte. Ya al contrario –mucha glucosa contenida en sangre– puede perjudicar los vasos sanguíneos y provocar gran pérdida del agua por la orina.

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