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Gulags – Campos de concentración soviéticos

Gulags - Campos de concentración soviéticos

Los regímenes autoritarios y totalitarios se caracterizan por no soportar cualquier crítica o desacuerdo dirigido a ellos. Por lo tanto, los regímenes políticos como el zarismo absolutista ruso y el sistema que lo sustituye en la década de 1920 después de la Revolución Rusa, la URSS estalinista, desarrollaron varios tipos de represión, control, espionaje y procesos de aislamiento de la vida cotidiana, así como penas capitales.

El recurso del Gulag, abreviación de Glavnoe Upravlenie Legarei, que significa ‘Administración Central de los Campos’ fue largamente usada por el Imperio Ruso como manera de penalización a presos comunes y presos políticos. En la URSS, bajo el mando de Stalin, el régimen de los Gulags se volvió pieza clave de la represión soviética. Al contrario de los campos de concentración nazis, los gulags soviéticos no poseían una ingeniería de muerte sistemática, con crematorio de cuerpos y cámaras de gas para muerte instantánea.

Pero no por eso los campos de concentración soviéticos eran menos perniciosos y ultrajantes, pues millones de personas fueron confinadas en ellos. En la época de la Segunda Guerra Mundial, se calcula de la existencia de 476 complejos distintos de campos. Varias de esas personas murieron de inanición durante la guerra por causa de las acciones emprendidas por el gobierno de Stalin. Los trabajos forzados iban desde la extracción de minas, de oro y de carbón, así como la tala de árboles.

Uno de los principales testimonios de la vida en los gulags procede de Aleksandr Solzhenitsyn en su obra Archipiélago Gulag. La propia historia de la escritura y la publicación de su obra siguen la historia del ascenso y caída del imperio soviético. Solzhenitsyn fue constantemente perseguido y vigilado por la KGB (Comité para la Seguridad del Estado) antes de que la publicación llegase a finalizar.

Además de la obra de Solzhenitsyn, que ganó el Nobel de literatura en 1970, otros como Gulag – el campo de concentración soviético, de Anne Applebaum, El gran terror – las purgas de Stalin, de Robert Conquest, y Casa de Encuentros, de Martin Amis, figuran entre las obras que ayudan en la comprensión de la situación de quien estuviese en uno de esos campos durante una de las épocas más oscuras de la humanidad.

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