Escuelapedia.com Historia El absolutismo

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El absolutismo

El absolutismo

Históricamente, el absolutismo se refiere a un tipo particular de régimen político que, en general prevaleció en Europa entre los siglos XVI y XVIII. Su consolidación coincidió con la Baja Edad Media hasta la transición a la Edad Moderna, siendo así la expresión política de un nuevo modelo de Estado que surgió en aquel momento de cambio: el Estado absolutista. En este nuevo tipo de Estado correspondió también una forma innovadora de monarquía: la monarquía absolutista.

Gran parte de las naciones terminaron pasando por las revoluciones burguesas que acabaron con el Antiguo Régimen, nombre por el cual se dio a conocer ese período. En varios de ellos, el sistema elegido para reemplazar al Antiguo Régimen fue la República, como en Francia, con su famosa revolución de 1789. En otros, se instaló una monarquía constitucional, como en Inglaterra, con su Revolución Gloriosa.

Es importante recordar que antes de ser derrocado por la revolución, muchos regímenes absolutistas aún intentaron, frente a las críticas al poder ilimitado, reformarse. Fue el llamado despotismo ilustrado.

Hay que tener en cuenta, entonces, que varios procesos concurrentes se entrecruzaron en el tiempo: la transición del feudalismo al capitalismo, el surgimiento de una nueva clase social (la burguesía), la formación del Estado-nación moderno, el diseño innovador del poder político, entre otros asuntos.

El poder absoluto del rey

Afirmar que un determinado régimen era absolutista, es decir que se trataba de una monarquía donde el rey tenía un poder ilimitado y absoluto. Sin embargo, no debe confundirse el absolutismo con el despotismo. Si bien el contenido político de ambos es el mismo (es decir, el gobernante tiene poder ilimitado), el absolutismo sólo tiene justificación teórica, formulada en el momento de su aparición, que lo legitiman política e históricamente.

Desde la antigua Roma existían los gobernantes con el poder absoluto. Mientras que en la práctica, en realidad tenía poderes ilimitados, aún existían en el Imperio Romano un marco legal que, en cierto modo, impone restricciones al ejercicio del poder político absoluto. Por lo menos en teoría, el gobernante era el primer ciudadano, pero el pueblo en su conjunto estaba por encima de él.

Esta tradición llegó a la época medieval, cuando sufrió un cambio que permitió el surgimiento del absolutismo. Poco a poco, surgió la consolidación de una versión que abogaba por la superioridad (incluso temporal) de la regla, asociando la figura monárquica con el poder divino y por lo tanto la eliminación de cualesquiera otros poderes compensatorios para limitar sus deseos. Aquí, entonces, el absolutismo, se diferencia del despotismo por su historicidad y por las conexiones que mantiene con un periodo específico de la historia occidental europea.

Los teóricos del absolutismo

Curiosamente, el absolutismo como término no se usaba en esa época para designar el tipo de régimen político en vigor, siendo solamente popularizado como una expresión en sentido histórico sólo en el siglo XVIII.

Durante los siglos que duró, existieron varios teóricos que dieron apoyo al poder absoluto de los reyes, así como otros que se oponían rígidamente. En parte, algunos factores nuevos, como las guerras religiosas, por ejemplo, jugaron un papel social muy importante para consolidar el marco teórico en que se basó el régimen. Por otro lado, elementos heredados de la época medieval, como la fuerte presencia de la religión en el debate político, también actuaron en el mismo sentido.

Jean Bodin, considerado el primer teórico del absolutismo, publicaría en la segunda mitad del siglo XVI, su obra ‘Los seis libros de la República’ discutió la cuestión de la soberanía. Dijo que la soberanía era el poder indivisible. El rey, por lo tanto, en calidad de soberano, no podía compartir su poder con nadie, ni estar sujeto a otra autoridad. Para Jean Bodin, aunque no se vea sometido a las leyes, incluso a las propias formuladas, el soberano se encontraba bajo la ley divina, un concepto que mezclaba religión y política.

En su ‘Leviatán’, publicado casi un siglo después del trabajo de Jean Bodin, Thomas Hobbes también hizo su contribución como teórico del absolutismo. En opinión de Hobbes, en su estado de naturaleza y con sus propios recursos, los hombres se devoran unos a otros. Es por eso que, entonces y por necesidad, tienen un contrato social entre los que ha designado a un soberano sobre todos los demás. En este soberano (el rey absoluto), se compite para asegurar la paz interior y la defensa de la nación.

Otra obra notable en el pensamiento político moderno es ‘El Príncipe’ de Nicolás Maquiavelo, escribiendo en el siglo XVI. El Príncipe es un tratado político sobre las estructuras del Estado moderno. En esta obra, Maquiavelo escribe sobre diversos temas, siempre frente a la forma en que el soberano (llamado príncipe) debe actuar para conservar su reino.

A éstos intelectuales se añadieron otros pensadores como Hugo Grocio, Jacques Bossuet y Robert Filmer, dando apoyo a un modelo teórico de régimen político que marcó la historia de Europa después de la época medieval.

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