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Doctrina del Presbiterianismo

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A pesar de que caracterizada por la pluralidad, la fuente central del Presbiterianismo es la teología de Calvino. Su obra más relevante y prominente fue Institución de la Religión Cristiana (1536) que revisó a lo largo de toda su vida. La última publicación (1559) es la más consultada.

Como el reformador alemán Martín Lutero, Calvino se volcó en las dos doctrinas destacadas de la Reforma protestante: la autoridad de las Escrituras y la justificación de la gracia a través de la fe. Al igual que Lutero, Calvino redujo el número de sacramentos cristianos a dos, el bautismo de infantes o adultos y la eucaristía. Calvino discordaba de Lutero y de otros reformadores protestantes en cuanto a la naturaleza de la eucaristía, el gobierno de la Iglesia y el papel de la ley en la vida cristiana. Su teología se caracteriza por su confianza en la Biblia y en su representación con la ayuda del Espíritu Santo. Igualmente enfatiza la soberanía de Dios y la inaptitud de las personas de conquistar su salvación a través de las obras.

Credos

A pesar de que las Iglesias presbiteriana y reformada consideran la Biblia como la autoridad suprema sobre la Iglesia y el devoto individual, igualmente se les llama Iglesias confesionales por su esfuerzo en redactar confesiones o credos que definan y guíen la teología y las prácticas eclesiásticas. Se han escrito muchos credos reformados en diferentes países y en diferentes fases desde el siglo XVI hasta el XX. El más relevante de los primeros credos fue el Primer Credo Helvético (1536), el Credo Escocés (1560), el Credo Belga (1561), el Catecismo de Heidelberg (1563), el Segundo Credo Helvético (1566), los cánones del Sínodo de Dort (1619) y el Credo y el Catecismo Abreviado de Westminster (1647). Dos ejemplos de credos recientes pueden ser la Declaración Teológica de Barmen, redactada por la Iglesia evangélica germánica en 1934, y el Credo de 1967 que adoptó la Iglesia presbiteriana unida de Estados Unidos. El más prominente de todos estos credos, de un modo especial para las iglesias presbiterianas angloamericanas, fue el Credo de Westminster.

Formas del culto

El culto presbiteriano siempre ha tolerado una eminente flexibilidad en lo que respecta a las formas, sin embargo está inspirado en la definición que ofrece Calvino de las características fundamentales de la Iglesia: la proclamación del Evangelio y la conmemoración de los sacramentos. En Estados Unidos, la influencia del puritanismo y el evangelismo contribuyeron a la mayor relevancia del sermón como eje del culto. La liturgia se encontraba ausente de facto y la eucaristía sólo se conmemoraba de un modo ocasional. Pero, a finales del XIX y fundamentos del XX la renovación en la comprensión reformada del culto y el movimiento ecuménico conllevaron una mayor riqueza para el culto presbiteriano. El sermón sigue siendo relevante, sin embargo ya hay una mayor observancia de la liturgia y una celebración más regular de la eucaristía.

Ecumenismo

En general las iglesias de la tradición presbiteriana se organizan específicas por los límites nacionales, aunque igualmente han experimentado numerosas veces divisiones dentro de un mismo país. Como conjunto, sin embargo, se las conoce por su espíritu ecuménico. Están asociadas conforme a su propia tradición en la Alianza Mundial de Iglesias Reformadas y encabezaron la fundación del Concilio Mundial de Iglesias. En Estados Unidos cooperan con otras iglesias en el Concilio Nacional de Iglesias y en las Consultas para la Unión de las Iglesias. Un espíritu parecido de ecumenismo se ha dado dentro del presbiterianismo con la fundación de la Iglesia unificada de Canadá, la Iglesia de India del Sur y las Iglesias unificadas de otros países.

En resumen, la teología calvinista descansa en cinco pilares que constituyen el fundamento doctrinal de la tradición presbiteriana: a) la única norma de fe y vida es la Sagrada Escritura; b) el mal revolucionario, esto es, la total depravación del hombre, a quien la caída en el pecado dejó en estado de corrupción absoluta e incapaz de entrar a la salvación; c) la elección definitivo que supone la predestinación; d) la expiación limitada y la gracia irresistible. El sacrificio de Jesucristo en la cruz sucedía tan sólo por los escogidos, y e) la perseverancia de los santos.

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