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Capital intelectual

Capital intelectual

Cuando hablamos de capital intelectual hablamos de conocimientos, pero no cualquier tipo de conocimiento, él debe ser útil para la empresa. Por ejemplo, un empleado puede ser un gran pianista, pero esta habilidad no tiene uso para el negocio donde trabaja.

El conocimiento no se convierte en capital hasta el momento en que es capturado y empaquetado de tal manera que puede ser utilizado o aprovechado en beneficio de la compañía. Un empleado puede tener una idea brillante para mejorar la producción. Esta idea puede ser igual que tocar el piano si la idea permanece apenas en su cabeza.

Convertir una idea en un paquete utilizable es fácil; esta idea puede ser escrita y entregada como una sugerencia al administrador o gerente de la empresa. Sin embargo, gran parte del capital intelectual es inefable, es conocimiento tácito. Ejemplo de ello es la experiencia y la inteligencia adquirida, durante años, por un vendedor. ¿Cómo es posible reunir y aprovechar este tipo de conocimiento?

Para que el conocimiento implícito sea valioso para la empresa, debe ser explícito, es decir, debe expresarse de tal manera que puede ser revisado, mejorado y compartido. El primer paso en el proceso es saber dónde el conocimiento debe ser buscado.

El capital intelectual de una empresa se encuentra en tres lugares:

Capital humano: conocimiento de las personas que crean soluciones para los clientes. Ejemplo: un empleado cuya propuesta agrega ganancias de la empresa.

Capital estructural: los sistemas que fueron requeridos para compartir y transportar el conocimiento, hecho sistemas o laboratorios de información. Él es necesario para aprovechar el poder mental de los trabajadores y, por lo tanto, para la empresa poder usarlo.

Capital clientelar: consiste en crear y mantener relaciones con sus clientes. El prestigio y las marcas son ejemplo de este tipo de capital.

Para el éxito es necesario que los tres capitales se encuentren presentes e interactúen. Por ejemplo, una buena idea (humana) sin los medios para comunicarse (estructurales) no llega muy lejos. Por otro lado, una buena relación con los clientes puede desaparecer cuando el capital humano no está actualizado con la tecnología.

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