Silvio Berlusconi

Silvio Berlusconi (1936- ), hombre de negocios y político italiano, primer ministro (1994-1995; 2001-2006; 2008- ), uno de los primordiales protagonistas, desde la década de 1990, del nuevo escenario político surgido en Italia tras la hecatombe de los partidos históricos.

EL EMPRESARIO

Nació el 26 de septiembre de 1936, en Milán. En 1959, dos años antes de licenciarse en Derecho en la universidad de su ciudad natal, ya era director general de una compañía de construcción desarrollada por él. En 1961, creó Cantieri Riuniti Milanesi y, en 1963, Edilnord di Silvio Berlusconi & Company, compañías a través de las cuales creó Milano 2 y otros complejos residenciales y comerciales integrados.

Después diversificó sus inversiones, de tal modo que, hacia 1994, su holding, denominado Fininvest (desarrollado en 1975), poseía el control mayoritario de tres importantes cadenas de televisión, dos periódicos, copiosas revistas, la editorial Mondadori, la cadena de grandes almacenes La Standa, varias compañías financieras y aseguradoras, y el club de fútbol AC Milan. Precisamente este último, hegemónico de las competiciones italianas y europeas durante varios años, fue uno de los primordiales escaparates que usó Berlusconi (su propietario y presidente desde 1986) para incrementar su popularidad. Aquel AC Milan, que contó en su plantilla con los italianos Paolo Maldini y Franco Baresi, y con los holandeses Frank Rijkaard, Ruud Gullit y Marco van Basten, ganó, entre otros muchos trofeos, tres títulos de la Copa de Europa (1989, 1990 y 1994), a los que sumaría otros dos en 2003 y 2007.

PRIMERA JEFATURA GUBERNAMENTAL

Berlusconi sostuvo una gran amistad con el que fuera primer ministro entre 1983 y 1987, el socialista Bettino Craxi, quien tuvo que dejar la política durante las indagaciones comenzadas en 1992 sobre corrupción política y que un año después se exilió a Túnez. En diciembre de 1993, Berlusconi creó su propio movimiento político, Forza Italia (nombre derivado de un lema de ánimo empleado por los hinchas italianos de fútbol), que se alió con la regionalista Liga Norte, con la neofascista Alianza Nacional y con los insignificantes restos de lo que había sido la preponderante Democracia Cristiana. Nació así el denominado Polo de la Libertad, que concurrió como tal a las elecciones generales de marzo de 1994, reunidas por el presidente de la República, Oscar Luigi Scalfaro, tras la reforma a través de referéndum del sistema electoral. La organización de Berlusconi recibió en torno a el 21% de los votos y sus seguidores, en torno al 23%; así, el Polo de la Libertad, conjuntamente, recibió 366 de los 630 escaños de la Cámara de Diputados, por los 213 ganados por la Alianza Progresista (liderada por el ex comunista, y ya socialdemócrata, Partido Democrático de la Izquierda, PDS). En mayo, Berlusconi se transformó en primer ministro de un gabinete igualmente integrado por sus colegas de plataforma electoral.

Nombró ministro del Tesoro a Lamberto Dini, un tecnócrata independiente, ajeno a los partidos de su coalición, el cual afrontó una impopular reforma del sistema de pensiones para el cálculo de 1995; las movilizaciones que provocó terminaron con una masiva manifestación en Roma que motivó la renuncia del proyecto. En julio de 1994, sus asociados de coalición le forzaron, de igual forma, a descartar un proyecto legislativo que limitaría los poderes de los magistrados en el combate contra la corrupción política. En enero de 1995, tras haber dimitido el mes anterior, fue reemplazado como primer ministro por el propio Dini (propuesto para ello por Scalfaro), tras la aprobación de una controversia y severa Ley de Hacienda y tras que la Liga Norte dejara la muy inestable coalición que le había conducido al poder.

PROCESOS JUDICIALES

A pesar de que sus conflictos con la justicia se remontaban a 1979, en enero 1996 inició en Milán un proceso contra él por presunta corrupción. Condenado en diciembre de 1997 a un año y cuatro meses de prisión por un delito financiero cometido en 1989 (en el primero de los cuatro procesos a que debía hacer frente), no tuvo que cumplir la pena por causa de que le fue condonada en aplicación de un indulto de 1990. En julio de 1998, volvió a ser condenado a dos años y nueve meses de prisión por sobornar a la policía financiera (pena que tampoco hubo de cumplir, al no rebasar los tres años); así como, en otro proceso diferente, a dos años y cuatro meses de prisión y a una fuerte multa por la financiación ilegal, en 1991, del Partido Socialista Italiano (PSI), en el momento en que esta formación era liderada por Craxi, si bien en 1999 el delito fue manifestado prescrito. En noviembre de ese último año, volvió a ser procesado por un caso de fraude contable en una de sus compañías y por otro de presunta corrupción a jueces para que actuaran en su favor.

SEGUNDA JEFATURA GUBERNAMENTAL

Elegido miembro del Parlamento Europeo en 1994, vivió una pequeña ‘viaje del desierto’ durante los sucesivos gobiernos de la coalición centroizquierdista El Olivo. En las elecciones legislativas de abril de 1996, el Polo de la Libertad (del que se había separado la Liga Norte) bajó hasta los 246 escaños. Fue derrotado por El Olivo, encabezado por Romano Prodi, y Berlusconi se volvió el jefe de la disconformidad.

En las legislativas del 13 de mayo de 2001 (precedidas por la controversia surgida sobre la legitimidad de Berlusconi para aspirar a la jefatura gubernamental dada la influencia que le suministraba su poder polémico), la coalición de centro-derecha La Casa de las Libertades (integrada por los mismos conjuntos que el Polo en 1994, más el Nuevo Partido Socialista Italiano) recibió un rotundo triunfo, alcanzando la mayoría absoluta en las dos cámaras y permitiendo a Berlusconi regresar a ejercer, a partir del 11 de junio próximo, el puesto de primer ministro, en el que ocurrió al independiente Giuliano Amato. En aquella cita con las urnas, La Casa de las Libertades recibió 368 diputados (196 de Forza Italia), por los 252 conseguidos por El Olivo, liderado por Francesco Rutelli. De este modo, Berlusconi, que propugnaba su condición de poderosísimo magnate de la comunicación, controlando una significativa parte de los medios informativos, accedía por segunda vez al liderazgo del gabinete de su país.

En enero de 2002, asumió igualmente la cartera de Asuntos Exteriores tras dimitir el titular de la misma, Renato Ruggiero, si bien el 13 de noviembre de ese año eligió para su desempeño a Franco Frattini (reemplazado a su vez, en noviembre de 2004, por el jefe de la Alianza Nacional y viceprimer ministro, Gianfranco Fini). Del mismo modo, ante la dimisión de su ministro de Hacienda, Giulio Tremonti, el 3 de julio de 2004, ocupó dicho puesto hasta que el día 16 designó para el mismo a Domenico Siniscalco.

En marzo de 2002, la Cámara de Diputados aceptó una ley de incompatibilidades que debería regular los posibles conflictos de intereses entre el primer ministro y sus copiosas características empresariales; sin embargo, Berlusconi únicamente se vio empujado a dejar, años después, la presidencia del AC Milan. En abril de ese mismo año 2002, su gobierno sobrellevó su primera huelga general, apelada para oponerse contra su política laboral. En diciembre de 2003, su proyecto de ley de televisiones fue declinado por el presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, el cual no pretendió sellarlo por favorecer ‘posiciones preponderantes’ y vulnerar el pluralismo informativo, entendiendo que habría involucrado la supremacía de las compañías de Berlusconi en el ámbito televisivo.

En mayo de 2003, en el entorno de su interminable relación con la justicia, tuvo que declarar imputado de haber sobornado a jueces en las décadas de 1980 y 1990; aunque en diciembre 2004 se demostró que en efecto fue así, el delito había prescrito.

En 2003, a raíz de la invasión de Irak por una coalición internacional encabezada por Estados Unidos, su gobierno transformó a Italia en uno de los primordiales seguidores del país norteamericano y de la política de su presidente, George W. Bush, junto al británico Tony Blair y al español José María Aznar. Lo cierto es que, en 2004, en el momento en que el nuevo presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, retiró a las tropas de su país de Irak, Italia se erigió en uno de los primordiales seguidores europeos, no anglosajones, de Estados Unidos en su política contra la amenaza terrorista internacional. Esta alianza sobrellevó un duro revés en marzo de 2005, al fallecer un agente secreto italiano en Irak como consecuencia de ‘fuego amigo’ americano.

Su gobierno continuó teniendo que hacer frente a la disconformidad generada ante su intento de reforma del régimen de las pensiones, definitivamente aprobada en julio de 2004 pese a la tercera y cuarta huelgas generales reunidas durante su mando (en octubre de 2003 y marzo de 2004, respectivamente). El proyecto más intenso de su programa político fue la reforma constitucional (la más penetrante desde la caída de la monarquía) que reforzaba el poder del presidente del gobierno y acercaba las estructuras administrativas del Estado al federalismo, al conferir gran autonomía a las regiones italianas.

Tras la derrota sufrida por el centro-derecha en las elecciones regionales de abril de 2005, su gobierno entró en dificultad. El varapalo electoral puso de manifiesto la división de las fuerzas del ejecutivo con en relación a asuntos tales como las políticas financiera y fiscal, y la citada reforma constitucional federalista (que la Unión de los Demócratas Cristianos, UDC, y la Alianza Nacional no veían con buenos ojos, sin embargo que sí contaba con el pleno respaldo de la Liga Norte). Luego de que los democristianos decidieran dejar el gabinete, Berlusconi dimitió para, casi de inmediata, obtener de Ciampi el requerido de formar un nuevo gobierno que terminara la legislatura. A pesar de que con impedimentos, Berlusconi consiguió alcanzar un pacto programático con sus asociados y pudo reeditar un conjunto ministerial inspirado en el cuatripartito Forza Italia-Liga Norte-Alianza Nacional-UDC. A finales de ese año 2005, el legislativo aceptó tanto la reforma federalista como la del sistema electoral (que volvía a ser suministral).

DERROTAS

En las elecciones legislativas de abril de 2006, se impuso la coalición de centro-izquierda (presentada bajo la denominación electoral de La Unión y al frente de la cual se encontraba Prodi), que recibió 348 escaños en la Cámara de Diputados y 158 en el Senado; por otro lado, La Casa de las Libertades recibió 281 diputados y 156 senadores. A lo largo de varios días, Berlusconi no reconoció como legítimos estos resultados y denunció la existencia de irregularidades. Finalmente, aceptada su derrota, presentó su dimisión el 2 de mayo, quedando como primer ministro en funciones hasta el día 17 de ese mes, en el momento en que fue reemplazado oficialmente por Prodi. Berlusconi sobrellevó un nuevo varapalo en junio de ese mismo año 2006, en el momento en que, en el referéndum conmemorado para que la ciudadanía se pronunciara sobre la reforma constitucional impulsada durante su gestión gubernamental, más del 61% de los votantes se opuso a la misma.

NUEVA VICTORIA ELECTORAL

En noviembre de 2007, creó Pueblo de la Libertad, en cuya estructura habría de desintegrarse Forza Italia. Su nueva formación política consiguió una clara conquista en las elecciones desarrolladas en abril de 2008, reunidas de forma anticipada tras que el gobierno de Prodi cayera en enero de ese año al no rebasar en el Senado una moción de confianza. El triunfo electoral de Berlusconi (cuyo partido dispondría de mayoría absoluta en las dos cámaras, al haber ganado 344 diputados y 174 senadores) le asentiría entrar de nuevo a la presidencia del gobierno.

— 65 visualizaciones.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *