Origen de la población de América Latina

Antes de la conquista, América tenía en torno a algo más de 80 millones de habitantes, mientras que la población europea era en esa etapa de 60 millones; los españoles y portugueses que aparecieron al continente eran pocos en número, sin embargo superiores en armamento y destreza militar. Por otra parte, la población de las grandes civilizaciones precolombinas como la azteca de México, la maya de Centroamérica y la inca de los Andes fue pronto diezmada por epidemias de afecciones traídas por los conquistadores. Los que persistieron, no más del 15% de la población, eran puestos al servicio de los colonizadores para trabajar en las plantaciones y minas. Cuando los indígenas comenzaron a aumentar en número, para reemplazarlos se importaron prisioneros provenientes de África que eran enviados a Brasil, a las islas caribeñas e igualmente a otros países de la América española. A pesar de la dominación ejercida por sus propietarios, los amerindios y los afroamericanos consiguieron preservar trazos significativos de los idiomas, tradiciones, religiones, artesanías y estilos de vida que han cometido de la moderna Latinoamérica un crisol de culturas de tres continentes.

Los españoles y los portugueses llevaron muy pocas mujeres a América y, como consecuencia de ello, sucedía la unión entre conquistadores y ocupados. Al concluir el periodo colonial, la amalgama de la población indígena y negra con la española y portuguesa (mestizos y mulatos) era mayoritaria en numerosas de las colonias. Esta diversidad de etnias y culturas contribuyó a diseñar desde así pues una de las propiedades más importantes de la región.

A pesar de la diversidad racial, se desarrolló de forma eminente una estructura social parecida en toda la región. Un limitado cuerpo de empleados públicos reales gobernó las colonias en contribución con el clero y una reducida clase terrateniente y de mercaderes. Los burócratas, peninsulares o nacidos en América (criollos), constituían, junto con sus correspondientes familias, las clases preponderantes, que tenían a su servicio a la mayoría de la población formada por indígenas, mestizos y negros.

Se desarrolló un sistema de comercio centralizado con el propósito de excluir a competidores extranjeros, sin embargo el hallazgo de oro y plata en las Américas atrajo a las restantes potencias, Gran Bretaña, Francia y Holanda, que establecieron bases comerciales en los alrededores de las colonias e influyeron de forma considerable en ellas.

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