Los profetas eran conocidos en otras regiones del antiguo Oriente Próximo, sin embargo ninguna otra cultura desarrolló un cuerpo de literatura profética comparable al de Israel. Por ejemplo, los antiguos autores egipcios escribieron obras literarias denominadas ‘profecías’, sin embargo por su forma y contenido eran desemejantes de los obras escritas proféticos de la Biblia.
La mayoría de las obras escritas proféticas hebreas contienen tres tipos de literatura: narraciones, oraciones y disertaciones proféticas. Por lo general, las narraciones son relatos o reseñas de la actividad profética, atribuidos al propio profeta o revelados por una tercera persona. Incluyen descripciones de visiones, reseñas de acciones simbólicas, relaciones de actividades proféticas (como, por ejemplo, los conflictos entre los profetas y sus opositores) y narraciones o notas históricas. Una de las obras escritas de la recopilación profética, Jonás, es en realidad un relato sobre un profeta, y contiene un solo versículo de mensaje profético (Jon. 3,4). Las oraciones incluyen himnos y peticiones, como las lamentaciones de Jer. (Por ejemplo, Jer. 15,10-21).
En la literatura profética predominan las disertaciones, ya que la actividad inmanente del profeta consistía en difundir la palabra de Dios relativa al futuro inmediato. Los mensajes más comunes son profecías de escarmiento o de salvación. Tanto unas como otras están contextualizadas, como la mayoría de las disertaciones proféticas, por fórmulas que identifican las palabras expuestas por Dios; por ejemplo, “oráculo de Yahvé”. Por lo general, la profecía de escarmiento expresa las razones de éste en términos de injusticia social, arrogancia religiosa o apostasía y de igual forma detalla la naturaleza del desastre, militar o de otra naturaleza, que recaerá sobre el país, conjunto o individuo al que va dirigido. Las profecías de salvación anuncian la inminente mediación de Dios para salvar a Israel. Otros disertaciones incluyen las profecías contra las naciones extranjeras, disertaciones de aflicción que enumeran los pecados del pueblo, admoniciones o advertencias (véase Profecía).
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