Las celebraciones en el judaísmo

Dentro del año judío existen cinco grandes celebraciones y dos de menor relevancia. En un principio, tres de las mayores tenían su origen en la agricultura y se relacionaban de forma directa con las estaciones del año en Israel. La celebración de la primavera o Pésaj (Pascua), marcaba el comienzo de la cosecha de la cebada, y cincuenta días después, el Shavuot (‘semanas’ o Pentecostés) marcaba su término. A lo largo del Sukot (‘tabernáculo’) se celebra la cosecha de otoño, celebración que va antecedida por una etapa de diez días de purificación de toda la comunidad. Desde etapas muy antiguas, se han asociado estas celebraciones con capítulos importantes de la historia de Israel. La Pascua conmemora el éxodo desde Egipto. Shavuot se relaciona con el momento en que Dios, en el monte Sinaí, entregó la Torá al pueblo de Israel. Esta celebración está indicada por la solemne lectura de los Diez Mandamientos en la sinagoga. Sukot aún es observado como una celebración de la cosecha; se instalan cabañas en los campos (o en las casas) y los judíos comen en ellas durante los siete días que dura la fiesta; esta práctica simboliza las tiendas en las que los israelitas moraron durante su viaje a la Tierra Prometida. El periodo de los diez días de penitencia que preceden a Sukot comienza con la conmemoración del año nuevo, el Rosh Ha-shaná, y acaba con el Yom Kipur, el Día de la Expiación. Según la tradición, el mundo es juzgado cada año nuevo y el fallo se da por cerrado el Día de la Expiación. El día de año nuevo se hace sonar un cuerno de carnero (shofar) para invitar a la gente al arrepentimiento. El Día de la Expiación es el día más sagrado dentro del almanaque judío, y sucede en medio de ayunos, rezos y confesión de las culpas. Su liturgia arranca con la entonación del Kol Nidré, incluyendo, además, un recuerdo a los ritos que se realizaban en el Templo (avodá).

El origen de las dos celebraciones menores, Januká y Purim, es más tardío que el de las cinco celebraciones del Pentateuco antes mencionadas. La Januká (‘consagración’) conmemora el triunfo de los Macabeos sobre el monarca sirio Antíoco IV Epífanes en el 165 a.C. y la resultante construcción del segundo templo. La celebración de Purim (‘porciones’, ‘fortunas’) recuerda la historia de la salvación de los judíos persas por Ester y por Mardoqueo (véase Ester). Se celebra un mes antes de Pascua y se caracteriza porque en la sinagoga se lee el festivo rollo de Ester (meguilá). El año litúrgico acaba con cuatro días de ayuno en memoria del asedio y la ulterior destrucción de los dos templos, en los años 586 a.C. y 70 d.C. De estos, el más importante es el de Tishá be Av (noveno día del mes Av), día en el que los dos templos fueron derribados.

— 526 visualizaciones.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *