La edad de plata de la literatura latina

A la edad de oro continuó lo que frecuentemente es conocido como la edad de plata de la literatura latina, en el siglo I d.C.; aunque sobrepasada por el brillo del siglo anterior, durante este periodo sucedía un preciado conjunto de obras importantes. La Eneida de Virgilio pareció consumar hasta tal punto la perfección del género épico que los poetas ulteriores tuvieron más impedimentos que contribuciones por su ejemplo. Pero, Lucano, cuya epopeya Farsalia cuenta capítulos de el conflicto bélico civil romana con un estilo animado, y Publio Papinio Estacio, un escritor muy admirado en la edad media, supieron enfocar exitosamente la tradición épica. La Tebaida (91?), obra destacado de Estacio, es una epopeya vigorosa y poco organizada que lleva al límite las formas del estilo virgiliano. Figura descollante de la edad de plata fue Séneca, tutor del célebre emperador Nerón. Séneca expuso las doctrinas de la filosofía estoica en cartas y tratados que tuvieron una gran influencia. Escribió varias desventuras que exploraban el asunto del mal y sus secuelas, la omnipresencia de el fallecimiento, la culpa voluntaria e involuntaria, el impetu y el abuso de poder.

A lo largo de este periodo se produjeron obras de interés en varios estilos satíricos. El prisionero Fedro, que se transformó en hombre libre con el emperador Augusto, escribió en verso versiones latinas de las conocidos fábulas del griego Esopo. El escritor más único de su etapa fue tal vez Petronio, cuyo fascinante Satiricón (60?), una espaciosa obra en verso y prosa de la que sólo se conserva parte, es una narración grandemente entretenida que describe vivamente un amplio conjunto de excesos humanos. La sátira en verso está representada por el hosco y complejo Persio y el amargo, sin embargo entretenido, Juvenal. La más corta de las formas poéticas, el epigrama, fue perfeccionada por Marcial, cuyos versos socarrones e ingeniosos son un modelo en su género.

La prosa del siglo I d.C. incluye la obra de varios escritores didácticos importantes. Plinio el Viejo fue un autor prolífico cuya Historia natural sirvió durante concepciones como modelo de libro de texto sobre historia natural. La Institución oratoria (95?) del retórico Quintiliano es igualmente un estudio importante en honor a la teoría y práctica de la oratoria, que incluye además algunas de las críticas literarias romanas más equilibradas. Varios notorios historiadores escribieron igualmente durante este periodo. Cornelio Tácito relató trágicamente los capítulos de su etapa y la que lo precedió en sus Historias y Anales; escribió de igual forma una famosa descripción de Germania y sus habitantes, Germania (98?). La vida de los Césares (121?), de Suetonio, es famosa por sus animadas biografías de los césares y su, frecuentemente, demoledora descripción de lo que para los lectores actuales es el periodo más rico de la historia romana.

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