Historia del estudio de las galaxias

Un astrónomo persa, al-Sufi, ha sido admitido como el primero en detallar el débil fragmento de luz en la constelación Andrómeda que sabemos ya que es una galaxia compañera de la nuestra. En 1780, el astrónomo francés Charles Messier publicó una lista de objetos no estelares que incluía 32 objetos que son, en verdad, galaxias. Estas galaxias se identifican ya por sus números Messier (M); la galaxia Andrómeda, por ejemplo, es conocido entre los astrónomos como M31.

En la primera parte del siglo XIX, miles de galaxias fueron identificadas y catalogadas por William y Caroline Herschel, y John Herschel. Desde 1900, se han descubierto en exploraciones fotográficas gran cuantía de galaxias. Éstas, a monumentales distancias de la Tierra, aparecen tan diminutas en una fotografía que resulta muy difícil discernirlas de las estrellas. La mayor galaxia conocida tiene en torno a trece veces más estrellas que la Vía Láctea.

En 1912 el astrónomo americano Vesto M. Slipher, trabajando en el Observatorio Lowell de Arizona (EEUU), demostró que las líneas espectrales de todas las galaxias se habían desplazado hacia la región espectral roja (véase Desplazamiento hacia el rojo; Espectroscopia). Su compatriota Edwin Hubble encarnó esto como una evidencia de que todas las galaxias se distanciaban unas de otras y llegó a la conclusión de que el Universo se expandía. No es sabido si continuará expandiéndose o si contiene materia suficiente para parar la expansión de las galaxias, de forma que éstas, definitivamente, se unan nuevamente.

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