Historia de Norteamérica

Según las evidencias arqueológicas, la ocupación humana de Norteamérica inició a lo largo del pleistoceno, en el periodo cuaternario, hace unos 50.000 años. Probablemente, pueblos mongoloides consiguieron el subcontinente desde Asia al cruzar una lengua de tierra que atravesaba la zona que hoy en día ocupa el estrecho de Bering. Probablemente a partir de este momento la colonización se difundió hacia el sur y el este.

Los primeros habitantes eran pueblos del paleolítico que vivían de la caza y la cosecha y utilizaban herramientas no muy diferentes de las famosas en el Sureste asiático. Después eran desplazados por otros conjuntos que poseían herramientas más evolucionadas. Se considera que estos pueblos son los primeros antepasados de los pueblos amerindios, que realizaron complejas culturas y habitaron el continente en la etapa en que aparecieron por primera ocasión los europeos.

Groenlandia, geológicamente parte de Norteamérica, fue la primera región del continente en ser alcanzada por los europeos. Según las sagas islandesas, Erik el Rojo exploró y colonizó la isla por primera ocasión. El primer europeo que divisó una parte de la tierra firme continental fue posiblemente Bjarni Herjólfsson, un comerciante islandés que avistó la costa en torno al año 986. Después, Leif Ericson, el hijo de Erik el Rojo, desarrolló un viaje a una tierra que llamó Vinland o Tierra del Vino, algún lugar ubicado entre Labrador y Nueva Inglaterra. Este relato fue verificado en parte gracias al hallazgo, en 1963, del enclavamiento de un poblado de tipo vikingo en L’Anse aux Meadows (actual parque nacional histórico manifestado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1978), cerca de la punta meridional de Terranova.

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