Historia de La Rioja (comunidad autónoma)

La Rioja ocupada durante el I milenio a.C. por pueblos de celtíberos: los berones se adaptaron en el valle del Ebro, mientras que los pelendones lo hicieron en la zona montañosa. La romanización tuvo gran relevancia, ya que durante ese periodo de la edad antigua se instauraron o potenciaron destacados núcleos urbanos: Calagurris (la actual Calahorra, cuna del retórico del siglo I Quintiliano), Gracurris (Alfaro) o la misma Iuliobriga, hoy Logroño. Como el resto del valle del Ebro, y ya en la edad media, la región sucedió a poder de los musulmanes en el año 714. En los dos siglos posteriores, estos perfeccionaron y ampliaron los sistemas de regadíos de etapa romana a través de la construcción de copiosas acequias. En esta etapa se la denominaba al Assiqia (‘tierra de acequias’). Según la tradición legendaria, en el riojano monte Laturce tuvo lugar a mediados del siglo IX el combate de Clavijo, que enfrentó al monarca asturiano Ramiro I y al emir cordobés Abd al-Rahman II. Dice la leyenda que el combate pareció ganador para los cristianos gracias a la mediación milagrosa del apóstol Santiago el Mayor. En realidad, dicha combate suele ser más apropiadamente datada en el 859 y pareció ganada a los musulmanes por el monarca asturiano Ordoño I. Algunos historiadores sitúan la refriega en el año 851, aunque no en Clavijo, sino en el igualmente municipio riojano de Albelda de Iregua.

En el primer cuarto del siglo X, parte de lo que sabemos como La Rioja fue conquistada por Ordoño II, que la incorporó al reino de León, en tanto que Sancho I Garcés hizo lo propio en relación al reino de Navarra. Se produjeron desde el 923 avalanchas repobladoras de navarros y alaveses (durante un tiempo en el valle del Oja y del Tirón se habló la lengua vasca), que convivieron con la población autóctona mozárabe. En la acción repobladora tuvo mucha relevancia la producción de copiosos y pujantes monasterios que ocuparon las mejores tierras de los ríos. De este modo, desde los dos existentes en San Millán de la Cogolla (Suso y, especialmente, Yuso) se repobló el valle del río Najerilla. El monasterio de Suso había empezado a ser construido durante el reino visigodo, ya en el siglo VI, y continuó su edificación hasta el siglo X: su arquitectura es no únicamente visigoda, sino igualmente mozárabe y románica. En esa última centuria, se escribieron en su interior las iniciales palabras documentadas en lengua española (castellano) y tal vez en lengua vasca, no en ineficaz es desde 1997 Patrimonio de la Humanidad. El monasterio de Yuso data del siglo XI, si bien lo que hoy queda es obra cinco y hasta siete siglos ulteriores.

A lo largo de los siglos XI y XII las tierras riojanas fueron motivo de enfrentamiento entre los soberanos castellanos y navarros por lo que pasaron varias veces de unas manos a otras. En 1167 se reclamó el arbitrio del monarca inglés Enrique II, quien dispuso que fuera concedida por fin al reino de Castilla. Pese a ello, en algunas ocasiones fue atacada e inclusive tomada por navarros y aragoneses, como ocurrió en 1336 o en 1460, aunque, en todos los casos, volvió pronto a manos castellanas.

A lo largo de la etapa medieval ciudades como Logroño, Nájera o Santo Domingo de la Calzada fueron puntos importantes del Camino de Santiago, lo que estimuló el avance urbano, comercial y cultural de la zona. Los monasterios jugaron de igual forma un papel trascendental en la cultura medieval configurando importantes bibliotecas o difundiendo técnicas artísticas en el terreno de las miniaturas o la talla en piedra y marfil.

El territorio de la actual comunidad autónoma quedó repartido en las repetidas divisiones territoriales de la edad moderna: durante el siglo XVIII, ya bajo el reinado de la Casa de Borbón, formó parte de las intendencias de Burgos y Soria. Al comienzo de la edad contemporánea tuvo lugar la división territorial del monarca francés José I, en 1810 (durante el conflicto bélico de la Independencia), y quedó casi toda ella incluida en la prefectura de Burgos. Pero ya con la división territorial de 1833, se creó la provincia de Logroño, que ha mantenido sus límites hasta la actualidad. De aquel año fue igualmente el estallido insurreccional que daría lugar a las Guerras Carlistas, que tuvo en La Rioja una de sus cunas, si bien no la más destacada.

En la segunda mitad del siglo XIX sucedía, como en otras zonas españolas, un gran apogeo de la producción de vino, suceso que cobró un especial impulso en los años ulteriores a la destrucción de los viñedos franceses generada por la filoxera en las décadas de 1870 y 1880. Fue en este periodo en el momento en que se instauraron las dieciséis más importantes bodegas criadoras y exportadoras de vino de mesa. A lo largo del último tercio del siglo XIX se exportaron a Francia grandes cuantías de caldos, que salían de la región a través de una línea de ferrocarril, financiada con capital francés, que unía Logroño con el puerto de Bilbao. De este momento proceden las élites sociales y financieras de la región que, en gran parte, han mantenido su poder hasta los tiempos actuales.

En las últimas décadas, como consecuencia de la dificultad de las primordiales bodegas, se ha producido la venta de varias de éstas a compañías de fuera de la región, algunas de ellas multinacionales extranjeras. Todo ello, junto con el predominio del sector terciario en la economía, está produciendo importantes cambios sociales y financieros. En 1982, la hasta ese momento provincia de Logroño sucedió a configurarse en la comunidad autónoma de La Rioja, dentro del marco de dictaminación territorial propio de la Constitución de 1978, fruto a su vez de la transformación española a la democracia tras el final del franquismo. Han presidido su Consejo de Gobierno desde así pues mandatarios de los tres partidos políticos que han administrado igualmente el conjunto del Estado, esto es, Unión de Centro Democrático (UCD), Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Partido Popular, PP (o con su denominación único, Alianza Popular, AP): Luis Javier Rodríguez Moroy (1982-1983) y Antonio Rodríguez Basulto (1983), ambos de UCD; el socialista José María de Miguel Gil (1983-1987); el popular Joaquín Espert (1987-1990); José Ignacio Pérez Sáez (1990-1995), del PSOE; y Pedro María Sanz Alonso, del PP, desde 1995.

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