Todo el sistema energético del mundo desarrollado se vio seriamente afectado en 1973, en el momento en que los productores de petróleo árabes, en respuesta a las presiones del conflicto bélico del Yom Kippur, cuadriplicaron el precio del petróleo hasta alcanzar los 12 dólares por barril, y redujeron en un 5% el suministro a los grandes importadores de petróleo como la Comunidad Europea y Estados Unidos (como medida de presión para que rearrojaran su amparo a Israel). Después, en 1979, los precios subieron aún más, y en 1980 se pagaban 40 dólares por barril.
La Comunidad Europea reaccionó poniendo en práctica una política conocida en inglés como CoCoNuke, iniciales de carbón, conservación y nuclear. Se dio precedencia a la reducción del consumo de combustibles, en especial del petróleo. Estimulada por el incremento de los precios, la gente inició a ahorrar energía y emplearla de un modo más económico, consiguiéndose a lo largo de la década de 1980 un espectacular avance en el rendimiento de la energía. Al deshacerse el cártel árabe y bajar los precios del petróleo, arribando en algunos casos a menos de diez dólares por barril, han brotado nuevas razones para el rendimiento de la energía: motivos medioambientales, de contaminación y en especial de calentamiento global.
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