El intervencionismo de Estados Unidos en América Latina

En ocasiones, a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, el gobierno de Estados Unidos intervino activamente en los asuntos sudamericanos. Se basaba en la teoría de que Estados Unidos, como el país más poderoso del continente, poseía un ‘destino manifiesto’ para regular el destino de las inestables repúblicas del sur. Tal política despertó la desaprobación y el antagonismo de los países de Latinoamérica. Para calificar esta etapa de la diplomacia americano se emplearon diversos calificativos, como ‘diplomacia del dólar’ y ‘política del gran garrote’.

En 1933 el presidente Franklin Delano Roosevelt difundió que Estados Unidos deseaba ser un ‘buen vecino’ de los países de América, iniciándose así la nueva diplomacia americano de amistad y cooperación conocida como ‘política de buena vecindad’. En ambas conflicto armados, la mayoría de las naciones del continente cooperaron decisivamente con Estados Unidos. Durante la Segunda Guerra Mundial se desarrolló tanto la cooperación militar como la financiera.

En 1960, seis países sudamericanos y México sellaron un tratado que producía la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC). Al año siguiente, el presidente John F. Kennedy dio un nuevo enfoque a la ayuda financiera para Latinoamérica con la producción de la Alianza para el Progreso. Era un programa que prometía realizar reformas financieras y sociales en las repúblicas americanas. En abril de 1967 los países integrantes de la Alianza se reunieron en Punta del Este, Uruguay, para evaluar los progresos y ratificar su pacto con el programa suscrito. El punto más significativo que se acordó fue la producción de un Mercado Común Latinoamericano, que reemplazaría a la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio.

Hacia 1971, diez años después de la producción de la Alianza, florecieron conflictos por los decepcionantes resultados, debidos al casual incremento de la población, el progresivo desempleo y la perseverante distribución desigual de la riqueza y de la tierra. A comienzos de la década de 1980 estos conflictos se agravaron en la mayoría de los países sudamericanos por causa de la recesión financiera internacional, y la carga de una deuda externa en continuo incremento agotó la energía financiera de la región a lo largo del resto de la década.

En la década de 1990 las perspectivas perfeccionaron para la mayoría de los países de América Latina. El promedio del producto nacional bruto (PNB) creció más del 3% en la primera mitad de la década, y el alto nivel de inflación dispuesto comenzó a ser controlado. En 1995, la producción de la organización comercial Mercosur (integrada por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, si bien Chile y Bolivia adquirieron en 1997 la condición de integrantes asociados) intentó auxiliar a las economías del subcontinente a conseguir la autosuficiencia. Pero, tal vez el rasgo más prometedor sea el desaprobación de los países de América Latina a las tiranías militares y el impulso en favor de gobiernos democráticos.

Para más información sobre la historia política de los diversos países de América Latina, ver los artículos individuales de cada uno de ellos. Véase igualmente Organización de Estados Americanos (OEA); Panamericanismo; Unión Panamericana.

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