El Imperio Alemán

Posteriormente al revés del Parlamento de Frankfurt, Prusia y Austria hicieron planes divergentes para la futura agrupación. En el caso de Prusia, el monarca Guillermo I se encontraba decidido a que ni Austria ni Francia, que manifestaban una conducta violenta, echarían a perder las ambiciones prusianas. Junto a su primer ministro, Otto von Bismarck, decidieron hacer de Prusia un fuerte Estado capaz de poder hacer frente a cualquier potencia exterior. Bismarck, un junker (aristócrata) prusiano de fuerte personalidad, maneras intimidatorias y lealtad inquebrantable a la Corona, usó la cuestión de la agrupación como un medio para fortalecer el Estado prusiano más que como un fin que respondiera a una concepción nacionalista germánica.

7.8.3.1 Unificación

Bismarck desarrolló una realpolitik (política real) que combinó astutamente la diplomacia con el militarismo de “sangre y hierro” para eliminar la influencia austriaca y producir la agrupación en torno a Prusia. Como acto preliminar garantizó la neutralidad a Rusia, Italia y Francia a través de tratados amistosos. Su primer paso fue persuadir a Austria en 1864 para intervenir en la invasión de los ducados septentrionales de Schleswig-Holstein, en poder de Dinamarca. Los austriacos y prusianos derrotaron vertiginosamente a los daneses en la denominada guerra de los Ducados sin embargo pronto entraron en conflicto por el control de éstos.

Con esa excusa, Bismarck dio un segundo paso al producir la Guerra Austro-prusiana. Mediante la hábil coordinación de tres ejércitos, el general prusiano Helmuth von Moltke venció a los austriacos en el combate de Sadowa en 1866. Austria cedió Venecia a Italia. Prusia anexionó Schleswig-Holstein, Hannover y otros estados, y preparó la Confederación de Alemania (1867) sin Austria.

Bismarck terminó su estrategia con la Guerra Franco-prusiana. En 1870, el emperador francés Napoleón III, presionó imprudentemente a Guillermo I para que éste abandonara al vacante cetro español. Bismarck manipuló hábilmente una comunicación del monarca prusiano (el telegrama de Ems) presentándolo como si el emperador francés hubiera sido insultado y sentenció difundir de forma pública el telegrama. El ultrajado Napoleón III cayó en la encerrona y manifestó el conflicto bélico de forma insensata. Incitados por la lealtad nacional y presionados por Bismarck, los Estados alemanes del sur se unieron a las fuerzas prusianas, cuyos preparados ejércitos derrotaron a los franceses en el combate de Sedan y, después de un prolongado lugar, tomó París en 1871. Tras estos sucesos, Bismarck convenció a los Estados alemanes del sur de que la supremacía prusiana era ineludible. En 1871, en Versalles, Guillermo fue proclamado emperador del Imperio Alemán, el II Reich.

7.8.3.2 La era Bismarck

Una vez unificados los diversos Estados alemanes bajo el Imperio, dirigido por Prusia, Bismarck diseñó una serie de alianzas para que protegieran a Alemania de cualquier agresión exterior. En el Congreso de Berlín (1878) Bismarck sirvió de intermediario para llegar a un arreglo de la situación en los Balcanes, donde los diferentes pueblos eslavos propugnaban rebeliones contra el decadente Imperio otomano y donde Austria y Rusia querían ampliar su presencia en la zona. En gran parte, para agradar a la clase comerciante, consintió que Alemania adquiriera colonias en África y el Pacífico, sin embargo la formación del imperio colonial germánico se debió especialmente a cuestiones de prestigio.

En el interior, Bismarck fomentó la Revolución Industrial que se desarrolló vertiginosamente después de 1850 en el momento en que los alemanes adaptaron tecnología industrial avanzada en el aprovechamiento de sus recursos de hierro y carbón del Ruhr y del Sarre. La población se incrementó en un 30% y se realizaron fábricas e industrias, que transformaron a los agricultores en trabajadores urbanos que ofrecían su labor en el sector siderúrgico y en la producción de maquinaria, ferrocarriles y navíos. Este incremento del proletariado urbano demandó una mayor cooperación en los órganos de gobierno.

Y es que el Imperio no funcionaba de forma democrática. El Bundesrat era una cámara de príncipes sometidos por Prusia mientras que el Reichstag contaba con diputados electos que representaban los 25 Estados monarcas nominalmente (más Alsacia-Lorena); sin embargo, el canciller era culpable apenas ante el emperador. El menosprecio de Bismarck por el sistema democrático y su desconfianza hacia el Partido del Centro Católico y el Partido Socialdemócrata de los Trabajadores favoreció el exiguo desarrollo del gobierno parlamentario.

Atento a la antigua pugna entre el Papado y el Imperio, Bismarck consideró que la Iglesia católica, que había manifestado la infalibilidad del Papa en 1870, amenazaba la supremacía del Estado germánico. Inició así la Kulturkampf (combate cultural) durante la cual eliminó numerosas órdenes religiosas y destituyó, encarceló o exilió a copiosos sacerdotes. El conflicto Iglesia-Estado se enfrió en 1879, por causa del amparo que Bismarck precisaba del Partido del Centro Católico contra los liberales para establecer altos aranceles que protegieran la agricultura e industria germánicas de las importaciones baratas.

Bismarck comandó su hostigamiento hacia el Partido Socialista, precursor del Partido Socialdemócrata Alemán. Al culparles de los dos intentos de homicidio contra Guillermo, consiguió la formación de un nuevo Reichstag, que sostuvo los elevados aranceles e ilegalizó a los socialistas. Para anticiparse a las demandas de los trabajadores proporcionó un seguro estatal para afección, accidentes y vejez. Cuando el ilegalizado Partido Socialista recibió un gran número de escaños en las elecciones de 1890, Bismarck organizaba derogar la Constitución. Pero, de forma inmediata e inadvertida el nuevo emperador Guillermo II de Prusia lo destituyó, al querer administrar el Imperio de forma personal.

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