El barroco y la Ilustración en Alemania

El final de las contiendas religiosas y de la amenaza turca dio a los alemanes nueva confianza. En el siglo XVIII, la cultura germánica, influida por los movimientos artísticos e intelectuales franceses, ingleses e italianos, alcanzó un momento brillante.

7.7.3.1 Las cortes principescas

Los príncipes, resistentes al control imperial y a cancelar las dietas locales, se realizaron monarcas definitivos conforme el modelo de Luis XIV. Centralizaron sus gobiernos y establecieron economías mercantiles. Al fichar a los artistas más destacados, hicieron de sus capitales centros artísticos e intelectuales, con palacios, iglesias, museos, teatros, jardines y universidades.

La vida social y cultural se volcó en las cortes, que igualmente fueron la destacada fuente de ascenso social y político. Los cortesanos menospreciaban a los habitantes y campesinos, útiles apenas para el pago de impuestos que servirían para conservar los lujos de la vida cortesana. Los príncipes igualmente propugnaban sus cortes al admitir contribuciones extranjeras y ofrecer jóvenes campesinos como militares mercenarios. Para desbandarse del conflicto bélico y la contribución, muchos alemanes emigraron a Norteamérica.

7.7.3.2 Arte y música

En el sur católico, se erigieron un gran número de iglesias y monasterios. Se acogió el impresionante estilo barroco que se había desarrollado tras el renacimiento italiano y francés, transformándolo en un estilo rococó agraciado y pletórico, que desarrolló unas características peculiarmente germánicas. Son importantes la iglesia de Vierzehnheiligen, construida por Johann Balthasar Neumann; la iglesia de San Carlos Borromeo, en Viena, por Johann Bernhard Fischer von Erlach, y las iglesias de los hermanos C.D. Asam y E.Q. Asam. El estilo barroco-rococó igualmente se usó en palacios, como el de Schönbrunn (en las afueras de Viena), y el de Zwinger, en Dresde.

En el barroco, la música instrumental, en su mayoría de conjuntos de cámara o piano, tomó la forma de complejas y muy estructuradas suites polifónicas, preludios y fugas desarrolladas por maestros como Samuel Scheidt y Johann Sebastian Bach. Posteriormente a 1720, tuvo mayor presencia la música orquestal y las mismas composiciones se realizaron más largas y abstractas, con el avance de la forma de sonata y estructura sinfónica. Se manifiestan una fuerte experimentación musical, un sentido del colorido orquestal y tendencias prerrománticas por Carl Philipp Emanuel Bach y otros autores que terminaron en las sinfonías de Ludwig van Beethoven. La música instrumental y vocal se combinó en las cantatas religiosas y oratorios de Heinrich Schütz y Bach, y en las óperas de estilo italiano de Georg Friedrich Händel.

7.7.3.3 Literatura y pensamiento

Como reacción contra los asuntos religiosos de los agitados siglos XVI y principios del XVII sucedía el avance del racionalismo y del espíritu científico que produjo el Siglo de las Luces europeo. Al absorber las obras de los pensadores británicos y franceses, los docentes alemanes negaron la teología de un mundo en el cual los hombres y las mujeres sin pecado precisaban de la gracia divina. Adoptaron una postura optimista, la filosofía secular de un mundo organizado por la ley natural en la que todos los humanos, intrínsecamente racionales y buenos, podían, a través de la educación, aspirar a la perfección.

El primer gran filósofo germánico, Gottfried Wilhelm Leibniz, sugirió un universo administrado por un equilibrio natural preestablecido. El filósofo idealista Immanuel Kant analizó el poder de la razón y sostuvo una base racional para la ética. El autor de teatro Gotthold Ephraim Lessing retornó a la estructura del drama clásico e introdujo en el teatro germánico el principio inglés de tolerancia en los asuntos ordinarios.

Una corriente de énfasis en la intuición y el sentimiento se opuso al racionalismo. En religión, significó la vuelta a los valores del Evangelio, conocida como pietismo. Muchos alemanes de clase media y baja se realizaron incondicionales de los pastores luteranos P.J. Spener y A.H. Francke, quienes promovieron el estudio de la Biblia y la experiencia personal de la experiencia espiritual expresada en la conducta ética. La Universidad de Halle (1694) fue el centro de la educación, la caridad y la preparación de misioneros del pietismo. Esta corriente tuvo una perdurable influencia en el luteranismo y en muchos pensadores alemanes.

En literatura la tendencia antirracionalista la encabezaba en el siglo XVIII el movimiento Sturm und Drang (en germánico, ‘tormenta e ímpetu’). Los escritores, en su espíritu cambiador, veían la naturaleza como una fuerza en cambio perseverante y destacaban los valores humanos por sus pasiones individuales más que en un espíritu sometido por la razón universal. Contribuyendo a este movimiento se encontraba el empeño de Johann Gottfried von Herder sobre la influencia de la historia en la literatura, en especial la relevancia de las canciones y cuentos conocidos medievales. Inspirado por la Revolución Francesa, el antirracionalismo se difundió dentro del romanticismo temprano, en sus principios relacionado con los anhelos y sentimientos del individuo. El filósofo Johann Gottlieb Fichte vio el Universo como base de la moral dispuesta de Dios. August Wilhelm von Schlegel tradujo las obras de Shakespeare que hacían hincapié en la historia y la personalidad individual. Novalis escribió poesía cristiana mística.

Estas corrientes divergentes sin embargo complementarias formaron parte de la obra de tres maestros de la literatura germánica: Friedrich von Schiller, que escribió dramas clásicos en marcos históricos, infundidos de convicciones morales y donde es perseverante el combate por la libertad; Friedrich Hölderlin, que escribió poemas líricos de penetrante angustia moral modelados sobre formas griegas clásicas, y Johann Wolfgang von Goethe, el erudito de Weimar, un gigante de la literatura europea. La temprana obra literaria en prosa autobiográfica de Goethe, Las tribulaciones del joven Werther (1774), resumía la angustia romántica. Los dramas más disciplinados Egmont (1788) y Torquato Tasso (1790), inspirados por sus viajes italianos, expresaban un estilo clásico más sosegado. Combinó los puntos de vista romántico y clásico en su obra maestra trágica Fausto (parte I, 1808; parte II, 1832).

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