El Antiguo Testamento

Es eminente que el cristianismo incluya dentro de su propia Biblia las escrituras íntegras de otra religión, el judaísmo. El término Antiguo Testamento (de la palabra latina para ‘alianza’) se aplicó a estas Escrituras sobre la base de las obras de Pablo y de otros antiguos cristianos, que discrepanciaron entre la ‘Antigua Alianza’ que Dios fijó con Israel y la ‘Nueva Alianza’ sellada a través de Jesucristo (véase, por ejemplo, Heb. 8,7). Como la primitiva Iglesia creía en la prolongación de la historia y de las actividades divinas, incluyó en la Biblia cristiana los registros escritos de la antigua y de la nueva alianza.

El Antiguo Testamento puede considerarse desde copiosas y múltiples perspectivas. A partir del enfoque literario el Antiguo Testamento (de facto, la Biblia entera) constituye una antología, una recopilación de muchos obras escritas diferentes. No es en definitivo un libro unificado por lo que respecta a sus autores, su fecha de estructura o su estilo literario. Por el contrario, simboliza una legítima biblioteca.

En general las obras escritas del Antiguo Testamento y las partes que los constituyen pueden clasificarse como narraciones, obras poéticas, escritos proféticos, códices legales o apocalipsis. En su mayoría, consiste en categorías amplias que incluyen diversos tipos o géneros desemejantes de literatura y tradiciones orales. Ninguna de estas categorías se limita al Antiguo Testamento, ya que puede hallarse en otras literaturas antiguas, en especial la del Oriente Próximo. Pero, es necesario recalcar que algunos estilos no quedaron al fin incluidos en el Antiguo Testamento. Las cartas o epístolas, tan importantes en el Nuevo Testamento, no se hallan en el Antiguo en forma de obras escritas separados (a excepción de la Carta de Jeremías en algunas tradiciones manuscritas). No es posible hallar tampoco autobiografías, dramas ni sátiras. Sorprende de una forma especial la circunstancia de que la mayoría de las obras escritas del Antiguo Testamento contiene varios géneros literarios. Por ejemplo, el Éxodo incluye narraciones, leyes y poesía; la mayoría de las obras escritas proféticas incorporan narraciones y poesía, además de los géneros proféticos como tales.

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