Economía de Aisén del General Carlos Ibáñez del Campo

La economía regional se orienta a las actividades primarias de bajo desenvolvimiento e insuficiente pluralización. Su aislamiento geográfico sigue generando un alto costo en el transporte de carga y de pasajeros. Pero, el potencial económico de la silvicultura y los recursos marítimos, turísticos e hidrogenéticos, sumados a la presencia de la carretera Austral, han cometido factible en los últimos años el avance regional.

La agricultura está poco elaborada y apenas aparece en las zonas bajas. Se cultivan, en cuantías apreciables, papas o patatas y avena. El norte de la región es una de las primordiales zonas chilenas dedicadas a la ganadería lanar y vacuna, con monumentales haciendas, y los fabulosos bosques que allí se ubican suministran grandes cuantías de madera. La gran riqueza maderera atrajo en las últimas décadas del siglo XX a varias compañías que realizaron una tala abusiva, destruyendo casi 3 millones de ha de bosque, que ya se destinan a pastos.

La industria pesquera ejerce un papel destacado en la actividad financiera de la región, así como la industria de congeladoras, deshidratadoras y conserveras, las compañías orientadas a la producción de quesos y las plantas congeladoras de carne de liebre destinadas a la exportación. En la estructura regional del producto interior bruto (PIB), además del sector pesquero sobresalen los de transporte y comunicaciones, administración pública y comercio. La minería es poco significativo, aunque se genera cobre, plomo y cinc.

El turismo está cobrando gran relevancia para el avance económico gracias a los encantadores destinos de interés natural, como los parques nacionales Laguna San Rafael, Queulat, Isla Magdalena o Bernardo O’Higgins, los monumentos naturales de Dos Lagunas y Cinco Hermanas, o la Reserva nacional Río Simpson.

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