Dominio del Imperio otomano en Argelia

Los turcos otomanos musulmanes habían conquistado las regiones bañadas por el mar Mediterráneo, incluidos algunos territorios europeos, a finales del siglo XVI. El Imperio quedó reducido y debilitado debido a una serie de guerras contra Rusia, Austria y Polonia en los siglos XVII y XVIII y, definitivamente, se disolvió tras la Primera Guerra Mundial.

Tras el derrumbamiento de los almohades en 1269 se puso de relieve una ardiente competencia comercial entre los puertos del Mediterráneo, tanto cristianos como musulmanes. Para vencer ventaja, los gobiernos de las ciudades comenzaron a fichar corsarios dedicados a asaltar navíos mercantes para requerir el rescate de personas y mercancías. Argel se transformó en el primer centro de actividades de piratería.

En el siglo XVI los españoles ocuparon varios puertos del norte de África. Argel fue bloqueada y forzada a pagar tributo. Otros puertos fueron capturados absolutamente. Los musulmanes, exasperados, solicitaron ayuda al sultán otomano, por así pues el califa de la totalidad del mundo islámico. Dos hermanos corsarios, los Barbarroja, persuadieron al Imperio otomano para que los mandara con una flota a África del Norte. Expulsaron a los españoles de la mayoría de sus nuevas posesiones y, en 1518, el más joven de los Barbarroja, Jayr ad-Din, fue nombrado beylerbey, el representante del sultán en Argelia. En 1575 fue suceso prisionero por corsarios berberiscos Miguel de Cervantes, que cumplió cautiverio en Argel durante 5 años hasta su rescate por padres trinitarios.

A causa de la distancia con en relación a la capital turca, situada en Constantinopla (actual Estambul), Argel se gobernó como provincia autónoma. En el exterior, la efectividad de su flota de corsarios berberiscos hizo de Argel una potencia; los corsarios argelinos dominaron el Mediterráneo. Los estados europeos pagaban tributo regularmente para asegurar la protección de sus navíos. Los rescates de prisioneros suponían grandes ingresos para la provincia. La seguridad interna se sostuvo gracias a las guarniciones de jenízaros otomanos.

A finales del siglo XVIII la mejora en la potencia de fuego y en la construcción de navíos capacitaron a los europeos para desafiar la dominación berberisca. Para así pues, los días de los otomanos en Argel se encontraban revelados. Los pactos internacionales para proscribir la piratería hicieron posible una acción conjunta contra la capital corsaria. En 1815 los Estados Unidos mandaron un escuadrón naval contra Argel. Al año próximo, una flota anglo-holandesa destruyó sus defensas y en 1830 la ciudad fue capturada por el Ejército francés.

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