Cambios en la Copa de Europa

La competición de fútbol de la Copa de Europa ha evolucionado con el paso del tiempo. En la temporada 1991-1992 se intercala la denominada Liga de Campeones. En lugar de disputas de enfrentamiento por eliminatorias directas, se intercala una liguilla entre los ocho mejores, divididos en dos conjuntos de cuatro, que daba acceso a la final a los ganadores de cada conjunto.

En la temporada 1993-1994 se retomaron las semifinales, aunque a partido único, entre los dos campeones de conjunto y los dos subcampeones; en la campaña 1994-1995 se fijó una liguilla con cuatro conjuntos de cuatro conjuntos que daba paso a cuartos de final; en la de 1998-1999 se sucedió a seis conjuntos de cuatro conjuntos en la primera liguilla, aumentando algunas federaciones a dos su número de representantes; y en la temporada 1999-2000 se pasó a admitir hasta cuatro representantes de los campeonatos de liga nacionales más fuertes. Todos estos cambios tienen la voluntad de respaldar un número fijo de encuentros, y por consiguiente de ingresos, para los clubes más importantes, sin exhibirlos a una posible eliminación con solo dos partidos disputados.

A cambio, entran en la Liga de Campeones conjuntos que, en realidad, no lo son. Hablamos de una consecuencia del éxito de la enfrentamiento, que a lo largo de su historia sobrevivió a cambios políticos y financieros, impulsó la producción de grandes circuitos y contó con la presencia de casi todos los mejores futbolistas de la segunda mitad del siglo XX, con una llamativa excepción: la de Pelé, que jamás jugó en Europa.

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