Baja Edad Media

1. Inicios de la ciencia política

Una de las secuelas de esta rivalidad, específicamente en las corporaciones señoriales de las ciudades italianas, fue la intensificación del pensamiento político y social que se volcó en el Estado secular como tal, independiente de la Iglesia.

La independencia del estudio político es sólo uno de los trazos de una gran corriente del pensamiento bajomedieval y apareció como consecuencia del revés del gran proyecto de la filosofía altomedieval que pretendía alcanzar un resumen de todo el conocimiento y experiencia tanto humano como divino.

2. La nueva espiritualidad

En 1305, gracias a la influencia de Felipe el Hermoso, monarca de Francia, la residencia papal se desplazó de Roma a Aviñón. El palacio papal, mostrado aquí, se preserva como revelación de ese acontecimiento. Hoy, Aviñón es un centro industrial y vitivinícola.

A pesar de que este desarrollo filosófico fue importante, la espiritualidad de la baja edad media fue el verdadero indicador de la turbulencia social y cultural de la etapa. Esta espiritualidad estuvo caracterizada por una penetrante búsqueda de la experiencia directa con Dios, bien a través del éxtasis personal de la iluminación mística, o bien mediante el examen personal de la palabra de Dios en la Biblia. En ambos casos, la Iglesia orgánica —tanto en su convencional cometido de intérprete de la doctrina como en su papel institucional de guardián de los sacramentos— no estuvo en disposición de enfrentar ni de descartar de este fenómeno.

Toda la población, laicos o clérigos, hombres o mujeres, letrados o analfabetos, podían gozar potencialmente una experiencia mística. Concebida ésta como un don divino de carácter personal, resultaba completamente independiente del rango social o del nivel de educación pues era indescriptible, irracional y privada. Por otra parte, la lectura devocional de la Biblia produjo una percepción de la Iglesia como fundación indicadamente diferente a la de previos etapas en las que se la sopesaba como algo omnipresente y asociado a los asuntos terrenales. Cristo y los apóstoles representaban una imagen de revolucionario sencillez y al tomar la vida de Cristo como modelo de imitación, hubo personas que comenzaron a organizarse en comunidades apostólicas. En ocasiones se esforzaron por reformar la Iglesia desde su interior para conducirla a la pureza y sencillez apostólica, mientras que en otras ocasiones se desentendieron simplemente de todas las fundaciones existentes.

En muchos casos estos movimientos tomaron una postura apocalíptica o mesiánica, en específico entre los sectores más desprotegidos de las ciudades bajomedievales, que vivían en una situación muy difícil. Tras el surgimiento catastrófica de la peste negra, en la década de 1340, que acabó con la vida de una cuarta parte de la población europea, bandas de penitentes, flagelantes y de incondicionales de nuevos mesías recorrieron toda Europa, preparándose para la aparición de la nueva etapa apostólica.

Esta situación de turbación e innovación espiritual desembocaría en la Reforma protestante; las nuevas identidades políticas conducirían al triunfo del Estado nacional moderno y la continua expansión financiera y mercantil puso las bases para la conversión revolucionaria de la economía europea. De este modo las raíces de la edad moderna pueden situarse en medio de la disolución del mundo medieval, en medio de su dificultad social y cultural.

— 132 visualizaciones.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *