Arte chino en la dinastía Ming

El gobierno mongol concluyó con la instauración de una dinastía china denominada Ming (1368-1644). La corte creó inminentemente una academia real de pintura que atrajo especialmente a los pintores de pájaros y de flores y a los paisajistas de la escuela Ma-Xia. Pero, seguían siendo los letrados los autores de las obras más significativas. Del conjunto destacado de wen-jen de la dinastía Ming, denominado escuela de Wu, salieron copiosos artistas importantes entre los que destacan Shen Cheu y Wen Cheng-ming. Ambos eran caballeros cultivados y practicaban la pintura y la caligrafía. La pincelada de Shen Cheu tiene un trazo severo que suministra claridad a sus obras, inspiradas con frecuencia en asuntos ordinarios, como un conjunto mirando a la Luna desde una terraza (Museo de Bellas Artes, Boston). Wen Cheng-ming se decantaba por asuntos más simples, como un árbol o una roca, y su obra difunde la fuerza que da la soledad, quizá como reflejo de su desencanto ante la vida oficial.

1. Crítica y estudio del arte

El arte ha sido asunto de estudio y de crítica desde el periodo Han, sin embargo alcanzó su apogeo durante la dinastía Ming, de manos de Tong K’i-ch’ang, pintor, crítico, coleccionista y erudito. Sus escritos sobre la historia de la pintura china siguen siendo importantes, especialmente el que aborda la identificación de las escuelas de pintura del norte y del sur. Mantenía que la escuela del sur —la de los letrados—, que preconizaba el individualismo y la vida observativa, podía remontarse a Wang Wei en la dinastía Tang. Por otra parte, la escuela del norte, que tiene su origen en la familia Li en los siglos VII y VIII, incluía a las concepciones ulteriores de pintores oficiales. Entre el último conjunto se hallan los grandes monumentalistas Song del norte Li Ch’eng y Fan K’uan, así como los artistas de la escuela Ma-Xia. Según la teoría de Tong K’i-ch’ang, esta escuela se caracterizaba por su falta de innovación, su dependencia de los dictados de la corte y su imitación servil del pasado. A pesar de que los especialistas coetáneos consideran que este argumento es simplista, Tong K’i-ch’ang fue, sin lugar a dudas, el primero que dejó clara la división entre el pintor de corte profesional y el wen-jen.

2. Cerámica

El periodo Ming es célebre por sus artes decorativas. La producción de cerámica creció de forma considerable y sucedía una gran expansión del mercado debido a la gran demanda de porcelana vidriada en azul-y-blanco y roja para la exportación.

Hasta así pues no se había tenido gran triunfo en la aplicación de vidriados plumbíferos coloreados. En la etapa Ming se intercala una nueva técnica que posibilitaba cocer primero la pieza de porcelana a altas temperaturas y, seguidamente, decorarla con una sustancia compuesta por vidrio de plomo de color verde, amarillo o rojo y meterla en el horno por segunda vez, esta vez a menor temperatura. Este procedimiento es conocido como esmaltado. Gracias a este invento se pudo ornamentar la cerámica con una infinita diversidad de brillantes colores, lo que favoreció el avance de nuevos estilos, muy conocidos en los mercados europeos. Igualmente se esmaltaba el cobre para hacer vistosos objetos ornamentados con esmaltes alveolados (cloisonné).

3. Textiles

Los mandatarios de la dinastía Ming eran grandes aficionados a las antigüedades y preferían los asuntos que recordaban motivos antiguos. Para los tejidos elegían elaboradas decoraciones con figuras de origen Tang o Song. A pesar de que los progresos técnicos trajeron refinadas innovaciones en el campo textil, como los tapices de seda, muchos empleados públicos Ming tomaron los estilos antiguos para vestirse. El atuendo corriente en la corte eran los vestidos con dragones mientras que el emperador se reservaba el derecho de llevar vestidos con motivos taoístas arcaicos.

4. Laca, jade y bronce

Muchos de los objetos antiguos que son conocidos se encontraban desarrollados en laca tallada, una antigua modalidad artística que se remonta a la era Zhou y que alcanzó nuevas cotas de ornamentación en el periodo Ming. Las bandejas y otros accesorios domésticos se encontraban primorosamente ornamentados con dragones, figuras y motivos florales. La misma profusión se observa en el arte, igualmente antiguo, de la talla en jade, procedimiento empleado para realizar preciosos objetos, como jarrones, figuras de deidades y imitaciones de antiguas vasijas de bronce, que eran muy solicitados tanto en China como en el extranjero. En la fabricación de recipientes de bronce, que solían ser braseros o pebeteros, se imitaban de forma deliberada los estilos del pasado.

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