Arabia Saudí en la Antigüedad

Arabia fue seguramente el área proveniente de los semitas, desde donde, al empezar el cuarto milenio a.C., se desplazaron hacia Mesopotamia y Palestina. Más hacia delante serían citados como asirio-babilónicos, cananeos y amorreos.

En el primer milenio a.C., el reino Mineo se encontraba bien establecido en Asiria y en el sur de al-Ḩijāz, a lo largo de la costa del mar Rojo; su capital fue Karma, o Qarnaw (hoy Sadah, en Yemen). Los mineos eran nómadas y pastores que prácticamente aparecieron a manejar el comercio de incienso a través del norte de al-Ḩijāz. Posteriormente a que los mineos se rearrojaran de su plaza en al-Ula en el siglo I a.C., los nabateos establecieron un centro comercial en Medain Salih, un poco más al norte.

En la parte oriental del territorio se encontraba Dilmun, situada a orillas del golfo Pérsico y que formaba una entidad política y cultural bien definida. Algunas veces se ha citado con la isla de Bahrein, aunque controlaba tierras del continente y comerciaba con las zonas interiores de lo que hoy sabemos como Arabia Saudí.

Alejandro III el Magno, monarca de Macedonia, planeó apresar Arabia, lo que quedó frustrado por su prematura fallecimiento en el 323 a.C.; después, los Tolomeos de Egipto establecieron una cabeza de puente en Yenbo, sin embargo sus planes fueron frustrados por los nabateos. El país fue ulteriormente objeto de el combate por la supremacía entre etíopes y persas. Hacia el siglo V d.C., La Meca reemplazó en relevancia a la ciudad nabatea de Petra.

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