Amiano Marcelino

Amiano Marcelino (c. 330-c. 395), historiador romano, de origen griego. Nació en Antioquía (en la actualidad, correspondiente a Turquía), en el seno de una acaudalada familia helénica. Tras entrar en el Ejército se enroló en el aristocrático regimiento de los defensores domestici y fue dirigido alternativamente a la límite oriental del Imperio romano (353-354), a la Galia (355-356) y nuevamente a la límite oriental (357-359). Igualmente intervino en la peregrinación a Persia del emperador Juliano el Apóstata, en el 363. Se sabe que visitó Grecia y Egipto, y tras regresar en el 371 a Antioquía se fijó en Roma poco después del 378, donde al parecer se sostuvo el resto de su vida.

Fue en Roma donde escribió su historia del Imperio romano, titulada Rerum gestarum libri XXXI (más conocida como Historias), que engloba desde el reinado de Marco Coceyo Nerva (96-98) hasta la contienda de Adrianópolis (378), en la cual los visigodos derrotaron al emperador Flavio Valente. Comienza donde terminaron las Historias de Tácito. A pesar de que se describe a sí mismo como griego y su lengua era el griego, escribió en latín, ya que su obra se encontraba destinada a los lectores romanos. Las 31 obras escritas de la Rerum gestarum le suministraron una reputación considerable en Roma y Antioquía, que se sostuvo, al menos en parte, hasta el siglo VI, cayendo en el olvido a lo largo del medievo. Sólo nos han acudido los últimos 18 libros, que son los que se producen desde el 353 hasta el 378 y expresan su propia etapa.

Su relato es muy necesario y conforma la destacada fuente de información sobre la historia política de los últimos años del emperador Constancio II y los reinados de los emperadores Juliano el Apóstata, Joviano, Valentiniano I y Flavio Valente, así como el comienzo del de Flavio Graciano. Igualmente nos suministra información fidedigna sobre la historia administrativa y social de la etapa, la situación general del Imperio declinante y sus primordiales contrincantes bárbaros. Dibujó con profundidad y pericia la personalidad de varios emperadores. Empleó sus fuentes de información de forma cuidadosa y crítica, y la precisión general de su obra jamás ha sido impugnada, aunque algunas veces se despliega demasiado en acontecimientos en los que intervino de forma directa y no invariablemente es imparcial. Como pagano culto, su gran héroe fue Juliano el Apóstata, cuya vida describe minuto a minuto con devoto sin embargo crítica reconocimiento.

Muchas veces interrumpe la narración histórica para extenderse sobre múltiples asuntos, como la geografía y las tradiciones de los pueblos bárbaros: es eminente su descripción de los hunos. Su obra coge así un carácter enciclopédico además de histórico y arroja luz sobre el pensamiento de la etapa.

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