Amazonia

Amazonia, holgada región natural que se despliega de norte a sur entre el macizo de las Guayanas y el escudo o macizo Brasileño, y este a oeste desde el océano Atlántico hasta la cordillera de los Andes. Su enorme superficie, 7.000.000 km2, ocupa los territorios de Brasil, en su mayoría, y en menor proporción los de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Venezuela, Surinam, Guyana y Guayana Francesa.

2 RELIEVE

La región presenta una pendiente poco pronunciada hacia el este, con lo cual la Amazonia conforma habitualmente una vasta prolongación horizontal, donde significativos extensiones pueden ser sencillamente inundadas por el desbordamiento de los copiosos ríos que la surcan. Debido a los considerables movimientos de masas de aire que soplan entre los altiplanos de Guayana y el zócalo brasileño, se han depositado en la región grandes cuantías de materiales provenientes de la erosión del relieve periférico, así como sedimentos de origen marino y fluviolacustres más actuales, que han dado origen a un conjunto de relieves de insuficiente altitud (entre 100 y 350 m) que conforman la llamada ‘tierra firme’ y que se intercalan con las llanuras aluviales. Algunos afloramientos rocosos en las riberas ponen de manifiesto que la homogeneidad de la superficie oculta copiosas dislocaciones, como en el delta del río Amazonas y en la confluencia con el curso fluvial del Madeira.

3 CLIMA

Toda la región está sometida por un clima cálido ecuatorial y húmedo, con oscilaciones térmicas poco significativas. La temperatura media mensual se aproxima a los 26 ºC. Las precipitaciones son rebosantes a lo largo de la totalidad del año y superan en una holgada zona los 2.500 milímetros anuales, lo que significa una extrema humedad. Algo más de la mitad de estas precipitaciones provienen del agua de la propia cuenca, que se recicla a través de la evaporación y transpiración de la vegetación local; el resto tiene su origen en los vientos alisios provenientes del océano Atlántico.

4 FLORA Y FAUNA

Ambos constituyentes climáticos, temperatura y humedad, dan como resultado una formación vegetal pletórica, la llamada selva lluviosa o pluvisilva, donde se calcula la existencia de más de 60.000 especies arbóreas, con alturas que pueden alcanzar los 100 metros. El bosque se preserva invariablemente verde, aunque algunas especies sean de hoja caduca. Localmente se distingue el ‘guazú’, o selva de tierra firme, la ‘varzea’, o selva inundada estacionalmente, y el ‘igapo’, o selva inundada de forma estable. En cuanto a la fauna, la selva conforma el hábitat natural de copiosas y variadas especies de aves, mamíferos, insectos y reptiles.

5 HIDROGRAFÍA

El sistema hidrográfico está articulado por el río Amazonas, de 6.275 kilómetros de longitud (casi dos tercios de los cuales son navegables), que encauza el abastecimiento y drenaje de la región, y explica la red fluvial más espaciosa y caudalosa del mundo, con unos 100.000 m3/s en su desembocadura en el Atlántico. La mayoría de sus copiosos afluentes nacen en la cordillera de los Andes y en los macizos de las Guayanas y de Brasilia, entre los que sobresalen los ríos Negro, Madeira, Tapajós, Xingu y Tocantins.

6 APROVECHAMIENTO DEL SUELO

La Amazonia es una región natural de gran valor ecológico mundial, ya que conforma el mayor ‘pulmón verde’ de la Tierra. La ocupación por parte del hombre, que se inició en 1840 ante la demanda internacional de caucho, sigue siendo marginal o se limita a las extensiones situadas en torno a los cursos fluviales, y se debe básicamente a las monumentales riquezas forestales (caucho, maderas y plantas medicinales) y minerales (hierro, petróleo, metales y gemas) que ofrece, así como al posible aprovechamiento de sus suelos para actividades agropecuarias o de sus ríos para la construcción de obras hidráulicas.

7 PROBLEMAS MEDIOAMBIENTALES

La invasión incontrolada de este territorio a lo largo de las últimas décadas ha generado graves desequilibrios ecológicos, pues no se ha tenido en cuenta ni la relevancia de su biodiversidad ni a los conjuntos indígenas que habitan este espacio, muchos de los cuales corren el peligro de esfumarse.

La extracción y búsqueda de oro por los ‘garimpeiros’, la construcción de grandes carreteras (Transamazónica) y obras de ingeniería, y el incorrecto uso del suelo son los primordiales causantes de la degradación medioambiental amazónica, que arriesga un ecosistema de extrema fragilidad. El uso irracional de sus recursos naturales arranca a preocupar a las diferentes fundaciones nacionales e internacionales. A las pocas ciudades existentes, como Iquitos (Perú) o Marañao (Brasil), se suman otras nuevas surgidas tras el avance colonizador.

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