Alonso de Ercilla y Zúñiga

Alonso de Ercilla y Zúñiga (1533-1594), poeta y soldado español, autor de la primera gran epopeya americana: La Araucana.

Nacido en Madrid, de familia noble, entró a servir en la corte como paje del así pues príncipe, Felipe II. En 1556 llegó a Perú con el virrey Hurtado de Mendoza y en 1557, en el momento en que el hijo del virrey, García Hurtado de Mendoza, fue nombrado Gobernador de Chile, Ercilla lo acompañó y intervino en la peregrinación contra los araucanos. La campaña duró un año y medio y le significó tal experiencia que se referirá después a ella como “los más floridos años de mi vida”. Y es que la observación del heroísmo y del espíritu indómito de los indígenas araucanos y de los militares españoles le inspiró el poema épico La Araucana. Publicada la primera parte en 1569 y las dos partes restantes en 1578 y 1589, La Araucana es la gran obra épica culta de la literatura americana sobre la conquista de La Araucania, que formó parte del virreinato del Perú. En la obra igualmente se habla de intrigas y enfrentamientos entre los españoles. En una de ellas, conforme el texto, rompió su relación con Hurtado de Mendoza y tuvo que retornar a España en 1562, lo que no significa que perdiera los favores reales. Prueba de ello es que en 1564 fue nombrado duque de Lerma.

2 LA ARAUCANA

Esta obra es la epopeya más famosa del renacimiento español y el primer poema épico americano. Sobre ella se ha transcrito mucho y se han extendido copiosas leyendas, como que Ercilla la escribió en el ámbito de contienda o en descansos nocturnos y que utilizaba cuero en el momento en que no tenía papel. En su etapa se consideró una obra historiográfica, casi una crónica, y no se cuestionó en definitivo nada de lo que en ella se decía. Durante mucho tiempo se tuvo al autor como un gran humanista y erudito, aunque la crítica actual, al rastrear las influencias que pueden conocerse en La Araucana, concluye que aun tratándose de un hombre culto, su espíritu humanista se formó a su retorno a España.

Pero, las mayores discusiones sobre esta epopeya se deben al proceso sobre la intencionalidad del autor. Hay quienes consideran que, pese a estar concebido como un canto nacionalista, se lo dedicó a Felipe II. Pero, el protagonista real es el pueblo araucano y sus caudillos, especialmente Lautaro y Caupolicán. Por otra parte, al ensalzar el valor y la grandeza de los araucos, podría inclusive ser estimado un texto indigenista. Otro modo de ver es considerar el poema, conforme las convenciones de la actualidad, como una glorificación de la gesta conquistadora española, tanto mayor cuanto más fuertes, aguerridos y valerosos fueran sus contrincantes. Lo cierto es que las páginas más emotivas y brillantes son las dedicadas a los araucanos y sus caudillos, bien porque el autor quedó prendado del exotismo de todo lo nuevo que veía, o bien porque el hallazgo de una civilización diferente de la europea renacentista se concedía para aplicar a ella los tópicos característicos de la epopeya clásica.

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