Aleksandr Lukashenko

Aleksandr Lukashenko (1954- ), político bielorruso, presidente de la República (1994- ).

2 TRAYECTORIA PREVIA A LA PRESIDENCIA

Nació en Kopis´ (actual oblast de Vítebsk) y se graduó en el Instituto de Enseñanza de la ciudad de Moguiliov y en la Academia de Agricultura Bielorrusa, para transformarse en docente de Ciencias Políticas. Posteriormente a conservarse cinco años en el Ejército Rojo, fue ascendiendo en el seno del Komsomol (organización juvenil del Partido Comunista de la Unión Soviética, PCUS) del oblast de Moguiliov. Ocupó puestos jefes en granjas estatales y colectivas, y en una planta de materiales de construcción, invariablemente como comisario del PCUS. En 1990, fue denominado por Bielorrusia miembro del Sóviet Supremo, el órgano legislativo de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Tras el desvanecimiento de la URSS a finales de 1991 y la resultante independencia bielorrusa, en julio de 1994 se presentó con triunfo a las iniciales elecciones presidenciales del nuevo Estado.

3 PRESIDENCIA

Accedió a la jefatura del Estado el 20 de julio de 1994 y, tras su acceso al poder, conservó en su puesto a muchos empleados públicos del antiguo régimen y abogó de inmediata por unas relaciones más estrechas con Rusia (tendentes, inclusive, a la agrupación). Promovió políticas en favor del uso de la lengua rusa, así como actividades culturales netamente rusas. En abril de 1996, Lukashenko y el presidente ruso, Borís Yeltsin, sellaron una serie en pactos (restaurados al año próximo) para profundizar en el acercamiento de los vínculos financieros y culturales entre ambos estados. En diciembre de 1998, ambos pactaron un nuevo tratado por el que los dos países unificaban sus divisas y sus sistemas tributario y aduanero, con efecto a partir del año próximo. En noviembre de 2000, Lukashenko y Vladímir Putin (presidente de Rusia desde 1999), comunicaron un proyecto tendente a la integración de una moneda única, que reforzaría aún más su integración financiera.

Desde que llegó a la presidencia, Lukashenko centralizó la autoridad administrativa en la capital, Minsk, y en el gobierno. Para ampliar sus poderes, convocó un referéndum para noviembre de 1996 con objeto de extender su mando de cinco a siete años y subordinar el poder legislativo al ejecutivo. El referéndum fue admitido pese a las generalizadas acusaciones de fraude. Inmediatamente, los términos del referéndum fueron incorporados como enmiendas a la Constitución de 1994, pese a que un anterior dictamen del Tribunal Constitucional manifestó explícitamente que los resultados solo podrían tener carácter consultivo. Por otra parte, dichas enmiendas supusieron la separación del Sóviet Supremo, donde la disconformidad tenía mayoría, y su sustitución por un nuevo Parlamento bicameral (la Asamblea Nacional, conformada por la Cámara de Representantes y el Consejo de la República), integrado en su práctica totalidad por defensores del presidente.

En enero de 2000, se transformó en presidente del Consejo de Estado Supremo, el órgano de gobierno de la confederación entre su país y Rusia que entró en vigor el día 26 de ese mes. Su poder se vio forzado nuevamente tras las elecciones legislativas del 15 de octubre sucesivas, que le respaldaron nuevamente una cámara baja afín, y las presidenciales del 9 de septiembre de 2001, en las que fue reelegido jefe del Estado. El 17 de octubre de 2004, tuvo lugar un nuevo referéndum en el que los votantes admitieron una nueva reforma constitucional promovida por él, esta vez para derogar la limitación de dos mandatos seguidos a un mismo presidente (lo que le posibilitaría aspirar a un tercer ejercicio en 2006). Ese mismo día, se conmemoraron elecciones legislativas que significaron un nuevo triunfo del oficialismo. Mientras Lukashenko presumía de los progresos financieros y sociales favorecidos por su gestión, desde múltiples instancias de la disidencia y de la comunidad internacional se denunciaba su autoritarismo político, las copiosas anomalías electorales cometidas para inmortalizarse en el poder, la cercenadura de la libertad de expresión y hasta la vulneración de los derechos humanos y las libertades públicas. La situación se repitió en los comicios presidenciales del 19 de marzo de 2006, fecha en la que, conforme lo esperado, Lukashenko certificó su reelección presidencial. Su conquista intensificó las quejas de la disconformidad, al tiempo que los observadores internacionales de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) insistían en que el proceso electoral había incumplido visiblemente las demandas mínimas para ser estimado libre y democrático.

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