Alejandro Malaspina

Alejandro Malaspina (1754-1810), marino italiano que, al servicio de España, comandó una célebre peregrinación científica por América, Asia y Oceanía entre 1789 y 1794. La que ha sido denominada peregrinación Malaspina fue el más largo viaje que hasta aquel momento se había conducido jamás antes a cabo.

2 UN CULTO MARINO DE FULGURANTE CARRERA

Nació el 5 de noviembre de 1754, en la ciudad de Mulazzo, así pues parte del gran ducado de Toscana (gobernado por el emperador del Sacro Imperio, Francisco I), específicamente en la actual provincia de Massa-Carrara. Perteneciente a la nobleza del norte de Italia, era hijo de Carlo Morello Malaspina, marqués de Mulazzo, y de Caterina Meli Lupi, princesa de Soragna. Desde 1762 hasta 1765, vivió con su familia en la ciudad siciliana de Palermo. A partir de ese último año, y hasta 1773, estudió en el elitista Colegio Clementino de Roma. En dicha fundación, administrada por la orden religiosa somasca, recibió una esmerada y eminente educación.

Ingresó en la Orden de Malta (nombre por el que era más conocida la Orden de los Caballeros de San Juan de Jerusalén) y en un buque de guerra de esa orden militar navegó por vez primera, para capturar corsarios de Berbería. En el otoño de 1774, después de haberse desplazado a España, ingresó en la Real Armada de este país y, el 18 de noviembre de ese año, en la Academia de Guardia Marinas de Cádiz. A partir de 1775, intervino en diferentes acciones bélicas españolas contra los berberiscos en el norte de África, así, por ejemplo, en el auxilio de la plaza de Melilla en enero de ese mismo año, y en el fallido desembarque en las costas de Argel seis meses después. En 1776, era ya alférez de fragata.

Desde 1777 hasta 1779, viajó en la fragata Astrea a las islas Filipinas, unas de las posesiones españolas en el océano Pacífico. Participó en la etapa europea del conflicto bélico de la Independencia americano y, en el buque San Julián, combatió a los británicos en la combate del Cabo de Santa María, el 15 de enero de 1780, específicamente en las operaciones del denominado lugar de Gibraltar. En aquella ocasión, cerca de las costas meridionales portuguesas, consiguió reembolsar al día próximo el mando español de su navío, que había sido capturado por el enemigo, por lo que se le ascendió al grado de teniente de navío. En esa misma contienda, igualmente en el curso del fallido lugar de Gibraltar, en el que propiamente intervino en septiembre de 1782, intervino en el combate naval que tuvo lugar en el cabo Espartel el 20 de octubre de ese año, cerca de Tánger, en las costas marroquíes atlánticas. Al concluir el conflicto bélico un año después, recibió el ascenso a capitán de fragata.

Poco tiempo antes, en el verano de 1782, en el momento en que era segundo oficial de una fragata que se hallaba en el puerto de Algeciras, unas expresiones suyas sobre religión motivarían que un año después fuera denunciado ante la Inquisición. La pesquisa abierta demoraría doce años en concluir.

Navegó nuevamente hacia Filipinas, esta vez al mando de la fragata Asunción, en un viaje que se desarrolló entre el 14 de marzo de ese año y el 5 de julio de 1784. Algo después, llevó a cabo una circunnavegación mundial al mando de la fragata Astrea, en un viaje comercial de la recién desarrollada Real Compañía de Filipinas, que inició el 5 de septiembre de 1786 y finalizó el 18 de mayo de 1788. Se transformó, así, en el primer italiano que dirigía un periplo que daba la vuelta al mundo tras doblar los cabos de Hornos y de Buena Esperanza.

3 LA EXPEDICIÓN MALASPINA

El 10 de septiembre de 1788, presentó al monarca español Carlos III (más exactamente a su secretario de Marina, Antonio de Valdés) su plan para realizar un viaje de carácter científico y político en torno al que se ha dado en llamar imperio español: las posesiones coloniales hispanas en América y Asia. Dicho proyecto recibió la autorización regia el 14 de octubre. El plan lo había propuesto conjuntamente con otro capitán de fragata, el santanderino José Bustamante y Guerra.

3.1 Distinguidos expedicionarios

Sería la peregrinación científica española más significativo de cuantas tuvieron lugar durante la denominada Ilustración. Como se ha dicho, el viaje tenía igualmente un sentido político, pues suponía el estudio de la posible reforma del sistema colonial español, proponiendo la conversión de las colonias en naciones libres bajo el control directo de la monarquía. La peregrinación, patrocinada por Carlos III, se inició el 30 de julio de 1789, siete meses después del fallecimiento del monarca, en el momento en que ya reinaba su hijo, Carlos IV. Estuvo formada por dos corbetas denominadas Descubierta (comandada por el propio Malaspina, ya capitán de navío) y Atrevida (al mando de la cual se encontraba Bustamante y Guerra) y en ella figuraron científicos y artistas que se realizaron puesto de las diferentes indagaciones que se realizaron a lo largo del trayecto. El culpable de la historia natural fue el primer teniente Antonio Pineda, al que se unieron dos naturalistas foráneos, uno de origen francés, Luis Née, y otro de la región de Bohemia, Tadeo Hanke, que se incorporó en Valparaíso y no volvió con la peregrinación. El alférez Felipe Bauzá fue el director de los trabajos cartográficos y del dibujo, y los oficiales Dionisio Alcalá Galiano y Juan Gutiérrez de la Concha se realizaron puesto de los estudios astronómicos, entre otras facetas conectadas con la producción de cartas marinas o la clasificación del material. Las ilustraciones se debieron a los pintores españoles José del Pozo, Tomás de Suría y José Guió, pintor y disecador este último, y a los italianos Fernando Brambila y Juan Ravenet. Junto a ellos, como dibujante, igualmente intervino el marinero José Cardero.

3.2 El viaje

El largo trayecto de la peregrinación Malaspina se inició en Cádiz, desde donde llegó a Montevideo, para pasar después, aún en el área rioplatense, a Buenos Aires. Bajó por la costa atlántica hasta el cabo de Hornos y, desde allí, se comandó a los puertos chilenos de Chiloé, Talcahuano y Valparaíso, subiendo seguidamente a los peruanos de Arica y Callao, hasta llegar al ecuatoriano de Guayaquil, desde donde continuó, hacia el virreinato de Nueva España, a Panamá y después al puerto nicaragüense de El Realejo. Acapulco fue el próximo destino y, desde allí, promovió viaje hacia el norte en busca del paso de Ferrer Maldonado (el más conocido como paso del Noroeste, los legendarios estrechos de Anián), que supuestamente comunicaba los océanos Atlántico y Pacífico.

El puerto de Mulgrave, cerca de, Anchorage (actual capital de Alaska) fue su punto de referencia, aunque la peregrinación llegó más al norte, igualmente en Alaska, hasta la bahía Yakutat, para pasar seguidamente a Nootka (o Nutka), en la Columbia Británica (igualmente en Canadá), y emprender a continuación el retorno a Acapulco, desde donde inició la viaje a Oceanía. Llegó a las islas Marianas (Guam entre ellas) y desde allí pasó a las Filipinas, donde fondeó en diferentes puertos hasta llegar a Manila. El próximo punto fue Macao, en la costa china, y a continuación Sydney, ya en Australia, la isla de Nueva Zelanda, donde los expedicionarios arribaron al canal de Dusky Sound, y el archipiélago de Tonga (así pues denominado Vavao o Vava’u, aunque en verdad este es el nombre de uno de los conjuntos de islas que lo constituyen), desde donde se dirigieron nuevamente a las costas sudamericanas por el mismo trayecto del cabo de Hornos para emprender el retorno a España, adonde aparecieron, en específico a su puerto de partida, el gaditano, el 21 de septiembre de 1794.

A pesar de que se perdió buena parte de sus contribuciones, en especial las observaciones astronómicas y de historia natural, no cabe duda de que la peregrinación Malaspina tuvo una relevancia estimable en el conjunto de la ciencia ilustrada española. A pesar de que es identificada como la más significativa de las expediciones científicas llevadas a cabo en aquel siglo por España, se suele decir de la peregrinación Malaspina que superó su carácter científico y se trató de una legítima peregrinación enciclopédica, por cuanto unió lo científico a lo político.

4 PRISIÓN Y REGRESO A ITALIA

Tras su retorno, ya en marzo de 1795, Malaspina recibió el ascenso a brigadier e inició los trabajos de producción de la relación definitiva del viaje, que jamás llegó a comunicarse. Incluso meditó la oportunidad de hacer llegar al monarca Carlos IV las medidas reformadoras que él creía conveniente adaptar en sus colonias, tan dispersas, y que podrían soslayar lo que él veía como inminente desmantelamiento del imperio colonial hispano. El 22 de noviembre de 1795, fue arrestado tras ser imputado por el primer ministro español, Manuel Godoy, de cambiador y conspirador; en abril de 1796, fue condenado a una pena de diez años y un día de prisión por haber preparado un complot contra el gobierno. Se le recluyó en el castillo coruñés de San Antón. Godoy había sabido de las reformas propuestas por Malaspina porque el navegante se las mandó a la propia pareja del monarca, María Luisa de Parma, a la sazón en muy buena relación con el primer ministro. Godoy no tardó en culparle de agitador, empleando el desasosiego exportado por la vencedor y vecina Revolución Francesa.

A finales de 1802, la pena de prisión le fue conmutada por la de destierro. Francesco Melzi d’Eril, vicepresidente de un país desarrollado por el emperador francés Napoleón Bonaparte en buena parte de los territorios italianos, la denominada República Italiana (heredera de la República Cisalpina), convenció a Godoy para que Malaspina pudiera retornar a su patria natal. Partió a Italia en 1803, y en marzo llegó a las costas genovesas. Ya allí, ejerció diferentes puestos en los gobiernos de los países desarrollados por Napoleón en la península Itálica.

Falleció el 9 de abril de 1810, en Pontremoli, muy cerca del lugar donde había nacido casi 56 años antes y donde se había establecido tras ser deportado.

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