Alejandro García Caturla (1906-1940), compositor cubano, discípulo de Pedro Sanjuán en la Habana y de Nadia Boulanger en París. Con Amadeo Roldán (1900-1939) simboliza el conjunto de compositores que inicia el moderno sinfonismo cubano. Nació en Remedios, las Villas, Cuba, y era abogado y juez municipal de profesión. Organizó orquestas y sociedades musicales en diferentes provincias y creó la sociedad de orquestas Caibavieú. Su copiosa obra, escrita en una etapa de apenas trece años que arranca en 1927, inaugura en América Central, el Caribe y, habitualmente, en el continente, un estilo específicamente único, asentado en las raíces africanas de la cultura cubana. Toda su obra está inspirada en la temática y ritmos afrocubanos, con técnicas compositivas -desde Claude Debussy a Ígor Stravinski- que se ajustan a las maneras de factura moderna, que unen un sinfonismo llamativo a un sentido nuevo del color, del ritmo y del equilibrio. Caturla fue asesinado por un delincuente en espera de proceso. Algunas de sus obras son Tres danzas cubanas, para orquesta (1927); Sonata corta, para piano (1927); Preludio para órgano (1924); Bombo, para metal, madera, piano y batería (1929); Yamba O, para orquesta (1928-1931); Suite cubana, para viento y piano (1931); La Rumba, para orquesta (1933); Canto de los cafetales, voces (1937); Sabas, canto y piano (1937); Obertura cubana, orquesta (1938); Berceuse campesina, para piano (1939). Utilizó escrituras de Nicolás Guillén y de Alejo Carpentier.
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