Alberto Hurtado

Alberto Hurtado (1901-1952), eclesiástico y beato chileno, destacada figura religiosa de la primera mitad del siglo XX.

Alberto Hurtado Cruchaga nació el 22 de enero de 1901 en la ciudad de Viña del Mar. Estudió en el Colegio San Ignacio (Santiago), fundación jesuítica en la que tuvo como docente y director espiritual a Fernando Vives Solar, religioso de penetrante sensibilidad social que le anotaría una penetrante huella. Después cursó estudios de Derecho en la Universidad Católica de Chile, recibiendo su título de abogado en 1923. Al año próximo ingresó en la Compañía de Jesús, específicamente en su hogar de formación de Chillán, y seguidamente completó sus estudios en Argentina, en España y en Lovaina (Bélgica), antes de ser organizado sacerdote el 24 de agosto de 1933. Tres años después, doctorado en Psicología y Pedagogía, volvió a Chile. De inmediata afrontó su obra de formación espiritual y social. Fue docente en el Colegio San Ignacio e inició una labor de pesquisa que terminaría con la publicación de su obra ¿Es Chile un país católico?. En 1938 inició, en una ciudad cercana a Santiago, la construcción de un noviciado y de un hogar de ejercicios espirituales. En 1941 se volvió consejero de la juventud de Acción Católica, atravesando la totalidad del país y estableciendo centros juveniles hasta en los rincones más distanciados. Fundó, además, el Hogar de Cristo (1944) para obtener en alojerías y hogares a los más desprotegidos y desamparados. En 1948 creó la Acción Sindical Chilena (ASICH), denominada a agrupar a los trabajadores en una central sindical cristiana. Igualmente creó y dirigió la revista Mensaje. Del mismo modo escribió Humanismo social; El orden social cristiano en los archivos de la jerarquía católica; y Sindicalismo, historia, teoría y práctica.

Murió el 18 de agosto de 1952. En junio de 1977 se inició oficialmente el proceso para hacerse con su beatificación. En diciembre de 1993, el papa Juan Pablo II aceptó el dossier sobre dicha causa y el 16 de octubre de 1994 sucedía su culto de beatificación. Tras esto inició su causa de canonización.

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