Ajedrez: fases del juego

La lógica del ajedrez se conduce por las mismas pautas que una guerra entre ejércitos contrincantes. Cada etapa de la contienda o del juego responde a una estrategia global.

En la fase inicial —que puede comprender los primeros 10 o 15 movimientos—, cada jugador despliega sus piezas de conformidad con una estrategia de efectividad máxima, tanto en el ataque como en la defensa. Hay cientos de oportunidades para abrir el juego, tanto en lo tocante al ataque como a la defensa. Algunos de estos sistemas, denominados gambitos, fuerzan a sacrificar una pieza para situarse en posición de ventaja, y suponen un ataque osado y definitivo. Otros sistemas, como el de la denominada defensa siciliana, tienen como propósito incrementar al máximo la aptitud defensiva de las piezas negras. La mayoría de las obras escritas sobre ajedrez se encargan especialmente de las estrategias de apertura.

La etapa intermedia del juego arranca en el momento en que la mayoría de las piezas han abandonado su posición única. Durante esta etapa se aumenta la magnitud del combate. A los ataques violentos se responde con contraataques y capturas. Los manuales de ajedrez no conforman una buena guía para esta etapa del juego, en la que es indicante la aptitud del jugador para estudiar, traza un plan parar, conceptualizar y realizar su estrategia.

De este modo como la apertura condiciona el juego medio, este, a su vez, ejerce un control indicante sobre el final del juego. La posición de ventaja o de debilidad que se haya ido acumulando a lo largo de la fase inicial puede ser decisiva; la mayoría de las piezas están fuera del tablero y los soberanos ponen todo su empeño en vencer la contienda, atacando a los peones contrincantes y protegiendo las posiciones de los propios. En este momento, un buen estratega puede salvar una partida perdida realizando un ataque por sorpresa para capturar al rey enemigo, o sacrificando eventualmente una pieza con el propósito de posibilitar a un peón llegar hasta la hilera octava para reembolsar su reina. Esta etapa del juego, que igualmente tiene su propia literatura, es más precisa y puede calcularse con mayor precisión.

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