Aislacionismo y las guerras mundiales

Las circunstancias políticas que sostenían el aislacionismo comenzaron a modificar al comienzo del siglo XX. El resurgir de Alemania y Japón amenazaba el orden establecido en Europa y en el Lejano Oriente. El desenvolvimiento de navíos de vapor disminuyó la relevancia de los océanos. Posteriormente a la Guerra Hispano-americano (1898), Estados Unidos recibió territorios en el Caribe y en el Lejano Oriente, sin embargo muchos habitantes seguían pensando que su nueva posición en el mundo no significaba que la convencional política de aislacionismo tuviese que terminar. Esta convicción fue sacudida de forma traumática con la entrada del estado americano en la Primera Guerra Mundial en 1917. Posteriormente al conflicto bélico, el resurgir del aislacionismo hizo que Estados Unidos no interviniese en la Sociedad de Naciones.

Entre las dos guerras mundiales, muchos americanos eran defensores de intervenir en organizaciones internacionales que respaldaran la seguridad colectiva internacional. Los convencionalistas, sin embargo, procuraban no tomar parte en los conflictos provocados por las agresiones de Italia, Alemania y Japón. Los aislacionistas del Congreso obtuvieron entre 1935 y 1937 una estricta legislación de neutralidad. Una consecuencia no querida de estas leyes fue la negación de ayuda a las víctimas de la agresión, como ocurrió en el caso de la II República española y la Guerra Civil.

Posteriormente al comienzo del conflicto bélico en Europa en 1939 y de la caída de Francia en 1940, los aislacionistas cedieron terreno ante quienes, como el presidente Franklin Delano Roosevelt, preferían mandar ayuda a las potencias aliadas. Los aislacionistas se encontraban repartidos por la totalidad del país entre varios conjuntos étnicos e incluían conservadores y revolucionarios; la mayoría no era pacifista, sino que apenas protegía intereses nacionales. Entre los conjuntos aislacionistas más destacados se encontraba el consejo América Primero, formado en 1940 y que tenía al aviador e ingeniero americano Charles Lindbergh como su más insigne representante. La discusión sobre el aislamiento acabó con el ataque japonés a Pearl Harbor en 1941 y con la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.

— 61 visualizaciones.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *