Agua subterránea

Agua subterránea, agua que se encuentra bajo la superficie terrestre. Se encuentra en el interior de poros entre partículas sedimentarias y en las fisuras de las rocas más sólidas. En las regiones árticas el agua subterránea puede helarse. En general preserva una temperatura muy parecida al promedio anual en la zona. El agua subterránea más penetrante puede conservarse oculta a lo largo de miles o millones de años. Pero, la mayoría de los yacimientos están a poca profundidad y ejercen un papel discreto sin embargo perseverante dentro del ciclo hidrológico. A nivel global, el agua subterránea simboliza cerca de un 20% de las aguas dulces, que a su vez conforman el 3% del total; el 80% restante está constituido por las aguas superficiales; un 79% es hielo y el 1% simboliza el agua presente en ríos, lagos y arroyos.

Es de fundamental relevancia para la civilización porque supone la mayor reserva de agua potable en las regiones habitadas por los seres humanos. El agua subterránea puede aparecer en la superficie en forma de manantiales, o puede ser extraída a través de pozos. En tiempos de sequía, puede servir para conservar el flujo de agua superficial, sin embargo inclusive en el momento en que no hay exigüidad, el agua subterránea es preferible porque no tiende a estar contaminada por residuos o microorganismos.

La movilidad del agua subterránea depende del tipo de rocas o litología preponderante en cada lugar. Las capas permeables saturadas aptas de dar un suministro útil de agua son conocidas como acuíferos. Suelen estar formadas por arenas, gravas, calizas o basaltos. Otras capas, como las arcillas, pizarras, morrenas glaciares y limos tienden a disminuir el flujo del agua subterránea. Las rocas impermeables son denominadas acuífugas, o rocas basamentarias. En zonas permeables, la capa o zona límite de la superficie de saturación de agua se llama nivel freático. Sobre este nivel se encuentra la zona de aireación, cuya capa más inminente al nivel freático se denomina franja capilar, ya que en ella el agua se desplaza por capilaridad, de forma que existen movimientos ascendentes de agua en sentido contrario a la fuerza de la gravedad. Sobre la franja capilar, en la zona de aireación, se encuentra la zona intermedia o de agua vadosa, donde el movimiento de agua se genera por gravedad, y es descendente. Evidentemente, conforme la cuantía de agua existente en el acuífero, la zona de saturación y, consecuentemente, la capa freática fluctúan en nivel, alcanzando en ocasiones zonas superficiales donde descargan dando lugar a charcas, lagunas o aguas corrientes. Los ríos se alimentan de aguas superficiales, sin embargo en la mayoría de los casos, la mayor proporción de agua que circula por ellos proviene del subsuelo, alimentado de aguas de precipitación por infiltración que circulan subterráneamente hasta sosegar la carga en los propios ríos. Hay tramos en que los ríos no se alimentan del agua subterránea sino que ceden agua a los acuíferos, ayudando a aumentar su caudal. Un caso extremo de esta situación se da en el río Okavango, en Botsuana, que en lugar de desembocar en el mar lo hace en un desierto donde pierde el agua por infiltración y evaporación. En España son conocidos los casos de los ríos Guadiana (el cual se desvanece varias veces a lo largo de su trayecto) y Vinalopó. Cuando en enclaves muy poblados o zonas áridas muy irrigadas se extrae agua del subsuelo de forma continuada y en grandes cuantías, el nivel freático puede descender con gran rapidez (ya que la velocidad de extracción es mayor que la recarga), realizando que sea imposible entrar a él, aun recurriendo a pozos muy intensos. El agua subterránea puede situarse en la zona superior del suelo, denominándose entonces subsuperficial.

La contaminación del agua subterránea, aunque es menor que la del agua superficial, se debe en especial a la agricultura, al arrastrar el agua infiltrada copiosos compuestos químicos empleados como fertilizantes o abonos, o igualmente productos fitosanitarios (para el combate contra las afecciones y plagas), o inclusive por regar con agua salada o salobre, y se ha transformado igualmente en una desasosiego en los países industrializados.

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