Acúfenos, ruidos o pitidos anormales en los oídos. El término se emplea para detallar cualquier tipo de sonidos que nazcan en los oídos o cabeza y que en términos generales son audibles apenas por la persona afectada. Pueden ser pitidos o zumbidos que a veces son pulsátiles, percibiéndose a modo de latidos. En algunos casos pueden ser audibles por otras personas, bien con amplificación o, en casos raros, sin ella.
El acúfeno está provocado por la vibración de los tejidos que cercan al oído o por fallos en el sistema auditivo. A veces es atribuible a anomalías vasculares en la cabeza y cuello o a contracciones musculares en los músculos del oído medio o en los que cercan a la mandíbula. Algunos acúfenos se deben a señales generadas, en ausencia de ruidos, en los nervios mezclados en el sistema auditivo. Afectan a personas de cualquier edad y, por lo general, suelen ser estables (aunque pueden aparecer de forma temporal tras el ruido, por ejemplo, de una explosión). Los acúfenos suelen ir unidos de sordera, sin embargo igualmente aparecen en personas con una audición normal. En ocasiones son síntoma de la afección de Ménière en el momento en que se acompaña de pérdida de audición y vértigo.
El diagnóstico de los acúfenos no invariablemente es sencillo, por lo que se usan varias pruebas audiométricas, especialmente en los casos que se acompaña de sordera. El tratamiento es eficaz en ocasiones, y la aplicación de un anestésico local puede ser muy efectiva, sin embargo su permanencia es muy corta. Algunos pacientes consideran que son aptos de minimizar la molestia producida por el acúfeno preservando su mente ocupada, sin embargo su efecto suele ser negativo.
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