Action Painting

Action Painting, corriente pictórica abstracta de carácter gestual que tomaron varios integrantes de la escuela americano del expresionismo abstracto. A partir del enfoque técnico, se fundamenta en salpicar con pintura la superficie de un lienzo de forma natural, esto es, sin un esquema preestablecido, de forma que éste se convierta en un “espacio de acción” y no en la mera multiplicación de la realidad. El término fue adoptado por el crítico americano Harold Rosenberg en 1952 y se refiere especialmente a la obra de Jackson Pollock. Igualmente resulta válido, con ciertas limitaciones, para piezas o trazos recluidos de la obra de otros artistas, tales como Arshile Gorky, Hans Hofmann y Robert Motherwell. A veces se emplea incorrectamente como sinónimo del propio expresionismo abstracto, aun en el momento en que muchos de los artistas correspondientes a esta escuela jamás emplearon dicha técnica.

El Action Painting tiene sus orígenes en los trabajos automáticos de los surrealistas; por ejemplo, los dibujos y pinturas de arena de André Masson. Pero, la discrepancia real entre ambos movimientos no es tanto la técnica como el enfoque inicial: bajo la influencia de la psicología freudiana (véase Sigmund Freud), los surrealistas propugnaban que el arte automático era capaz de desentrañar y sacar a la luz la mente inconsciente. En consecuencia, atribuían a tales obras diferentes elementos simbólicos, e inclusive figurativos, que revelaban la psique del artista. Por el contrario, la estética del Action Painting ponía el énfasis en el propio acto de pintar, al margen de cualquier aspecto expresivo o característico que pudiera tener. Simplemente evidenciaba un momento de la vida del artista, uno de sus actos y, por consiguiente, un elemento único de la biografía de éste. Era la expresión de la individualidad del autor de una manera muy primaria y básica. En el artículo “The American Action Painters” (ARTnews, diciembre 1952), en el que se utilizaba por primera ocasión la expresión Action Painting, Rosenberg describía tal conducta en los siguientes términos: “En un momento dado, un pintor americano tras otro comenzaron a observar el lienzo como un campo de juego en el que actuar, más que un espacio en el que rehacer, rediseñar, estudiar o ‘expresar’ un objeto, real o imaginario. Lo que había que plasmar en el lienzo no era una imagen sino un suceso”. Consecuentemente, tales obras se entendieron frecuentemente en términos muy formalistas como el mero resultado del encuentro entre un artista y sus materiales.

Forzosamente, el Action Painting transformó en redundantes ciertas prácticas artísticas convencionales: por ejemplo, la idea de un boceto dejó de tener sentido ya que podría sugerir que el artista pretendeba transferir una cierta imagen preespecífica a la obra final y definitiva. Este enfoque purista y crítico del Action Painting se vio, sin embargo, debilitado por la práctica artística. Pollock, por ejemplo, a veces confeccionaba bocetos antes de realizar un dripping y, seguidamente, retocaba las pinturas para hacerse con un resultado más acorde con sus pretensiones. Pero, la estética sugería la oportunidad de una separación revolucionario en relación de la tradición artística europea por una vía que se les antojó liberadora a muchos artistas americanas. Lo cierto es que, inclusive llegó a ejercer influencia sobre muchos artistas europeos, generando movimientos paralelos como el tachismo, practicado por artistas como el francés George Mathieu. El Action Painting igualmente afectó a otros trazos del arte moderno, especialmente a la idea de que una obra de arte debía exhibir visiblemente la impronta de su proceso ingenioso.

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