Academia

Academia, sociedad artística, literaria o científica que cuenta con autoridad pública y cuyo propósito es resguardar y promover los diferentes campos del conocer. Originaria de la arcaica Grecia, la academia era un jardín público a las afueras de Atenas, cuyo propietario era Academo, habitante del Ática, que donó estos jardines al pueblo ateniense.

En este recinto el filósofo griego Platón instruyó a sus incondicionales y su “escuela” llegó a ser conocida como la Academia. Las escuelas de filosofía subsiguientes, inspiradas en la de Platón, fueron a su vez denominadas academias; en ocasiones, el término fue empleado para denominar alguna fundación de educación superior o facultad. Las academias más importantes de la antigüedad fueron: la Antigua Academia, desarrollada por Platón hacia el año 387 a.C.; la Academia Media, por el filósofo platónico griego Arcesilao, y la Academia Nueva, desarrollada por Carnéades, filósofo escéptico griego.

2 INSTITUCIONES DE ENSEÑANZA

El término academia alude a centros o fundaciones de educación. Las Ritterakademien, o escuelas para caballeros, florecieron en Alemania en 1648 al concluir el conflicto bélico de los Treinta Años. A finales del siglo XVII Inglaterra acogió la palabra academia para denominar igualmente algunos centros de estudio. En el siglo XVIII las sectas religiosas puritanas llamaron academias a las escuelas secundarias que desarrollaron para dar lección a sus hijos; estas fundaciones se encontraban en especial diseñadas para organizar a los jóvenes como sacerdotes, puesto que tal formación no la obtenían en otras escuelas. La palabra fue perdiendo esa connotación religiosa y hacia el siglo XIX se aplicó a todas las escuelas de educación secundaria, semejantes al Gimnasium en Alemania.

3 SOCIEDADES PARA FOMENTAR LAS ARTES Y LAS CIENCIAS

La palabra academia es aplicada igualmente para denominar a las sociedades de artistas, escritores y científicos, estructurados para promover y resguardar las artes, las letras y las ciencias. Los romanos instauraron academias en la Galia a comienzos del siglo I. Carlomagno usó este término en el año 782 para denominar a un conjunto de eruditos estructurados en su corte. En la edad media los musulmanes desarrollaron asociaciones artísticas y literarias en Granada y Córdoba (España) —véase Al-Andalus. A lo largo del renacimiento las academias consiguieron una fuerte preeminencia intelectual rivalizando con las universidades y manifestando en primer lugar su forma peculiarmente moderna (véase Historia de la educación).

Con el paso del tiempo, el término academia tendió a ser empleado para denominar a los centros literarios, científicos o artísticos que no impartían instrucciones, sino que protegían y fomentaban esos campos específicos del conocer. Se caracterizaban por juntar a un conjunto de entendidos o artistas, escogidos o denominados en términos generales bajo patrocinio real o estatal, que se responsabilizaban a estudiar, inspeccionar y cultivar las letras, artes o ciencias cuyos resultados seguidamente serían divulgados.

En el siglo XV las academias más significativas fueron organizadas en Italia, especialmente en la Florencia de los mecenas italianos Lorenzo y Cosme I de Medici, ciudad en la que nace la primera Academia de Bellas Artes en el año 1490. En Venecia se creó la Accademia della Fama en 1558, dedicada a la música, y en Roma la Accademia Nazionale dei Lincei en 1603, que contaba con Galileo entre sus integrantes. A lo largo del renacimiento las academias se multiplican por la totalidad del Mediterráneo. Con Felipe II, que funda una de las iniciales academias científicas, la Academia de Ciencias Matemáticas en 1575, nacen en España sociedades de eruditos que van a ser las predecesoras de las actuales academias.

Las academias científicas, como la Real Sociedad de Londres, desarrollada en 1662, tuvieron una gran incidencia en el avance de la ciencia, gracias a su amparo a la pesquisa y a la publicación de sus resultados. Estimuladas por el patrocinio real, la fundación de academias alcanzó su culmen en Alemania y en el noreste de Europa durante el siglo XVIII. En Francia, la más célebre se creó en 1795 con el nombre de Instituto de Francia, que sucedió a integrar a cinco academias diferentes, cada una de ellas desarrollada como fundación independiente durante los siglos XVII y XVIII; sobresalen la Academia Francesa (de la Lengua) desarrollada en 1635, la Academia de Bellas Artes (1648) y la Academia de Ciencias (1666).

En casi todos los países existen academias científicas que aglutinan entendidos y promueven la pesquisa y protección de algunos ámbitos del conocer. En España, la Real Academia Española, desarrollada en 1713, es la más señera y de mayor prestigio. Desarrollan una reputada actividad, y de igual forma gozan de gran reputación, las academias de Medicina, Historia, Ciencias Morales y Políticas, la de Bellas Artes de San Fernando, la de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, de Farmacia y de Jurisprudencia y Legislación.

En América Latina el término academia se usó a partir del siglo XVI con el mismo significado que en España y Europa. En un principio, a las academias de la Lengua se les agregó el adjetivo “correspondientes” al estar conectadas a la Real Academia Española. En 1871 se creó la Academia de Colombia, en 1875 la de México y en 1876 la del Ecuador; en la década próximo se instauraron las academias de la Lengua de Venezuela, Perú y Chile, entre otras.

Auténticas academias fueron ya en el siglo XVIII las Sociedades Económicas de Amigos del País, en México (1799), Guatemala (1795), Quito (1791) y Nueva Granada (1784). En Chile, Manuel de Salas creó en 1798 la Academia de San Luis, y a lo largo del siglo XIX y comienzos del XX fueron apareciendo academias de Ciencias, Medicina, Bellas Artes, Historia o Derecho, entre otras.

— 84 visualizaciones.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *