A posteriori

A posteriori (en latín, “lo que viene después de”), alude a lo que es conocido a través de la experiencia. Es un concepto básico de la epistemología. A quienes sustentan que el conocimiento a ulteriori es el único verdadero se les asocia con el empirismo, doctrina conforme la cual todo cuanto podemos conocer nos llega a través de la experiencia, en específico a través de la percepción sensorial. Es incuestionable que sus defensores niegan la viabilidad de un conocimiento a priori por cuanto es inverificable y carente de valor. David Hume, por ejemplo, desarrolla un escepticismo empírico que llega a negar la existencia del yo asegurando que es algo incognoscible y que los seres humanos son como “haces de percepciones”.

Mientras que los filósofos racionalistas asienten la oportunidad de ambos conocimientos, el a priori y el a ulteriori, los empiristas niegan cualquier tipo de validez al a priori. No niegan, como es obvio, la validez de aquellas verdades analíticas que pueden ser conocidas tan solo gracias al sentido de las palabras que las forman. Por ejemplo, la enunciación “todos los gatos pardos son gatos”, es forzosamente legítima aunque no se tenga ninguna experiencia real de los gatos pardos. Pero hay verdades que gozan de otra naturaleza y consideración en el ámbito de la epistemología; John Locke las sopesaba como “insignificancias”, y John Stuart Mill como “mera palabrería”.

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